miércoles, 1 de abril de 2009

¿Besique o Besiquenstein?


(Hacer click en el título para abrir un video que muestra claramente el problema)

Hay una historia que cuenta de un hombre que caminaba por un sendero y de pronto, al costado de camino, encontró un espejo abandonado. Lo levantó, lo miró y dijo: “¡Qué horrible! ¡Con razón lo tiraron!” (J. Bucay)

Eso mismo fue lo que sentí cuando leí la noticia de la invasión de Besique, la playa en la que pasé algunos de los momentos más hermosos de mi vida y, como yo, muchos chimbotanos. Balneario desértico y salvaje, rodeado de colinas arenosas y empinadas y una ventisca que se levantaba cada día pasadas las 5 de la tarde.

Se que hasta aquí Besique suena como cualquier otra playa del Perú y, entonces, que tenía de especial… pues, eso, que era una playa del Perú, de todos. Besique era como Chimbote, pues al igual que nuestra ciudad, allí no habían puertas selectas ni prohibidas que cruzar, de hecho, no habían puertas, era sólo nosotros y la playa.
Y Besique era especial, y aún lo es, porque fue la única bahia limpia cerca de Chimbote, luego de que los industriales pesqueros nos arrebataran una de los balnearios más hermosos del Pacífico, la Bahía de Chimbote, contaminándola hasta la saciedad. Así, la hermosa y cristalina Bahía de Chimbote, en donde mi padre, magnífico nadador, se ganó el apelativo de Lobito de Mar, se convirtió en Waikaka o Cacapulco, como bromebámos de chiquillos, impotentes.
Pero, como Dios es peruano, y nació en Chimbote, siempre nos quedó Besique, a sólo 20 kilómetros del centro de la ciudad. Y allí, yo, como muchos, me enamoré, jugué encarnizados encuentros de fulbito playero, disfruté alucinantes fogatas en las que cantaba con la guitarra de Nilo Velarde hasta quedar afónico. Todo esto y más era lo que tenía en mi memoria.

Pero hoy recibí el correo fatídico: “Besique ha sido invadido y lotizado”.

Nuestra playa, la de todos, sería en breve tiempo de unos pocos. Besique ha sido invadido.

Qué pena, realmente...

Han pasado casi 20 años y sigue vigente lo que me dijo una vez un maestro:

"Una de las desgracias de nuestro país es que nunca ha crecido por planificación sino solamente por invasión".

Parece que las dos partes –invasores y gobiernos locales- se hubiesen confabulado y que a ésos les resultara más cómodo esperar que invadan para, a partir de allí, intentar organizar una suerte de centro poblado que siempre parece una especie de mutación urbana o monstruo de Frankenstein armado con sobras, retazos y miembros de otros cuerpos.

Eso fue exactamente lo que ocurrió, por ejemplo, con Máncora. Una playa preciosa que ahora suena, huele y sabe a la paradita del puente de la Avda. Galvez, caos absoluto, drogas, menores de edad alcoholizados, violencia y delincuencia. Besique, en todo caso, ya había sido abandonado a su suerte hace mucho por la municipalidad de Samanco, a la que le importó muy poco que una playa tan bonita se convirtiera en ese lupanar nocturno en que se convirtió en los años 90.
La otra mirada que se puede dar al hecho de la invasión de Besique es que, si es verdad que muchos de los invasores son personas adineradas o “empresarios”, entonces, que Dios nos pesque confesados… ¿se dan cuenta de la calidad de “empresarios” o “inversionistas” que tenemos en la región?

La invasión de terrenos del Estado o de propiedad ajena, como parece que lo son, es un delito y me cuesta creer que el alcalde de Samanco se siente a negociar con los invasores. Sólo me queda decir en voz alta y clara, como dirían los gringos: “¡Es el Estado de derecho, estúpido!”
No aprendemos. Una vez más, la invasión se impone a la planificación y la economía se convierte en el pretexto perfecto para que unos cuantos ganen y todos los demás perdamos. ¿Por qué nos cuesta tanto entender que si gano únicamente yo, en realidad no gano, sino que pierdo?
¿Por qué?
Simple, porque todos los que perdemos también somos parte del circuito económico y si perdemos, dejamos de consumir y entonces allí pierdes tú, a corto o largo plazo, pierdes! Y pierde la ciudad y el país pues la economía capitalista se basa en el dinamismo y no en el atesoramiento mercantilista de riquezas en unas cuantas manos en desmedro de todos los demás. Una vez más, como dirían algunos autores gringos: “¡Es la cadena de pagos, estúpido!”.
Y, por último, si tu instinto invasor y una buena repartición de tajadas te permite estar por encima de las leyes, entonces, pierde la playa, la estética del paisaje, la sociedad, el planeta… o mejor dicho: “Es el medio ambiente, estúpido!”

Pero claro, siendo Besique tierra de nadie desde hace mucho, sólo nos queda esperar a ver que resulta de este giro en la historia de nuestra región.

¿Qué sentiremos la próxima vez que vayamos a Besique?

¿En cuantos espejos tirados en el piso nos veremos?

¿Cómo llamaremos a esta criatura?

¿Asentamiento Humano Besique?

O ¿Besiquenstein?

1 comentario:

  1. Lo sucedido en la playa de Besique solo es la muestra de lo que es nuestro país: un desorden total. La noticia me sorprendió y me indigno tanto como a los chimbotanos que conozco desde hace buen tiempo atrás. Guardo muy buenos recuerdos de niño: su gente, su comida, la picardía portuaria y... de su brisa marina hecha para narices y pulmones con aguante de macho.
    En mi blog también toco el tema y sigo navegando para ver que otro norteño escribió algún post referido a este asunto.

    Chauuu...

    ResponderEliminar