viernes, 1 de septiembre de 2017

El Yin y Yang para animales políticos y dummmies



El Yin y Yang es una distinción de la filosofía taoísta que, si llegas a integrarla en tu vida y en la política, puede llegar a transformar la sociedad. El objetivo del Tao (idea central de esta filosofía) es enseñar al hombre a integrarse en la naturaleza, enseñarle a fluir, a integrarse en sí mismo en concordancia y armonía.

El Taoísmo es una filosofía de vida que establece la existencia de tres fuerzas en la naturaleza de los seres y de las cosas.

Una pasiva, otra activa (Yin y Yang) y una tercera, conciliadora. Las dos primeras se oponen y complementan simultáneamente entre sí, es decir que son interdependientes de manera absoluta y funcionan como una unidad.

Todo lo que existe en el universo ( y tú también) tienen Yin y Yang

Todo y todos. Pero Yin y Yang no son fuerzas opuestas, que se enfrentan una a la otra, no son el bien y el mal, sino opuestos complementarios tan pero tan interrelacionados que la existencia de uno precisa de la existencia del otro. Son parte de la misma naturaleza.

Es decir, que el yin y el yang son la misma cosa y, a la vez, no lo son.

O, cómo dirían algunos: son lo mismo, nada más que diferente.

Siempre he creído que estos principios podrían ayudarnos a comprender la verdadera naturaleza de los problemas actuales.

Y no solo los problemas sociales.

El gringo Friedman te lo explica así.

En su libro “Thank you for being late”, el escritor estadounidense Thomas L. Friedman, éste explica el yin y yang del impacto de la tecnología en la política.



La Primavera Árabe, dice, mostró con claridad que existen dos tipos de actores políticos: los polítical breakers y los polítical makers. El Yin y el Yang, porque todo orden que se resquebraja necesita ser reemplazado por otro que sostenga las interacciones sociales.

Los breakers son aquellos que tienen la habilidad, la influencia o el poder para desafiar las estructuras y el orden establecido o, simplemente, desarmar tendencias, afectar una marca, poner en entredicho la reputación de alguien; tal es el caso de cabecillas revolucionarios que lideraron movimientos anti-sistema que lograron derrocar a regímenes dictatoriales o autocráticos (Ej. movimiento sandinista) y de los llamados trols.

Los makers, por el contrario, son aquellos cuya habilidad principal es diseñar y consensuar nuevos pactos sociales que terminan por hacer viable un proyecto nacional (Ej. los Ayatolas en Irán y Nelson Mandela, aunque este último fue más bien un actor con capacidad de breaker y maker).

Una cosa es "liberarte de" y otra "liberarte para"

O sea, las dos caras de la libertad: nos liberamos de un orden que nos sojuzga para construir otro orden que nos trate con justicia. Lo primero lo hacen los breakers; lo segundo, los makers.

Un breaker o muchos breakers

Las redes sociales virtuales, explica Friedman, han dado espacio y poder a dos tipos de political breakers que, antes, en la era pre-internet, no existían: el individuo super empoderado y el movimiento no organizado o, dicho en lenguaje de Facebook, usuarios con muchos seguidores y colectivos reunidos en grupos virtuales (Ej. No a Keiko).

Es decir, las redes sociales virtuales han hecho posible el control social de las autoridades y los políticos (Yin) pero, a la vez, al dar poder a estos actores, han favorecido la informalidad en la política y debilitado a los ya debilitados partidos políticos (Yang).

El individuo super empoderado y el movimiento no organizado, gracias a las redes sociales virtuales, han llegado a contar con una enorme capacidad para resquebrajar el un pacto social injusto (yin) pero con nula habilidad para construir un nuevo orden luego de la caída del anterior (yang). No están organizados ni pueden ser rastreados ni mucho menos desactivados, pues no tienen domicilio ni dirección y, en el caso de los colectivos, pueden aparecer de un día para otro y para una acción específica, lícita o ilícita, Yin y Yang (Ej. para una protesta o plantón y para defender ciertos derechos o para saquear un centro comercial).

Las redes sociales virtuales desafían el sistema tradicional de partidos y de las interacciones entre los actores políticos.

Friedman cita una charla TED de Wael Ghonim, el ejecutivo de Google, que con un post ayudó a generar la Prinavera Árabe en Egipto. En ella, Ghonim explica lo que para él son los cinco retos que, hoy en día, enfrentan las redes sociales virtuales en la arena política:

¿Cómo tratar con los rumores? (hechos vs interpretaciones, difundir vs confundir, atraer vs distraer)

¿Cómo evitar quedarnos en nuestra cámara de eco? (diálogo vs monólogo)

¿Cómo evitar que las discusiones se conviertan en gritos e insultos? (calma vs violencia)

¿Cómo evitar resumir los complejos problemas mundiales en 240 caracteres? (reflexión vs apresuramiento, profundidad vs simplismo) y

¿Cómo evitar favorecer difusión antes atención, publicaciones antes que discusiones y comentarios superficiales antes que conversaciones profundas? (difundir vs confundir, compartir vs monopolizar, reflexionar vs ofuscar).

¿Ahora sí? Dime que te quedó claro. Venga, ya.

¿No? Bueno, una más: el libro de Friedman, claro está, es mucho más rico que esto, 453 páginas que te quitarán tiempo para salir de juerga ir de copas con tus amigos (yang) pero que te ayudará a entender el mundo actual (yin).

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