domingo, 13 de agosto de 2023

La sabiduría de mi padre y el valor del trabajo

 

Julio Álvarez Paredes (1928-2022), aprendió a manejar un smart phone y una tablet después de los 85 años de edad, tenía su perfil de Facebook y su cuenta de WhatsApp. Nunca dejó de aprender. Falleció siendo un niño de 94 años

Mi padre era un hombre sabio. Son numerosas las lecciones que nos transmitió con su estilo de vida y con sus juegos, porque, para él, los niños aprendían mejor las lecciones de la vida por propia experiencia o a través de un juego. 

Uno de esos juegos era el del poema "Trabaja" y el juego era así: él nos leía el poema cada mañana al despertar, cuando mi hermana y yo debíamos prepararnos para ir al colegio. Entonces, nos envolvíamos entre las frazadas de nuestras camas y nos negábamos a levantarnos, mientras pensábamos "¿quién habrá inventado el colegio? ¡qué mal!".

Mi padre, entonces, se acercaba a nuestro oído y nos leía este poema, del cual recordábamos sólo este fragmento:

Si eres pobre, trabaja. 

Si eres rico, trabaja. 

Si estás abrumado por responsabilidades aparentemente injustas, trabaja. 

Si te decepcionan, trabaja. 

Si el dolor te abruma y los seres queridos no parecen verdaderos, trabaja. 

Si tu salud está amenazada, trabaja. 

Si tus sueños se hacen añicos y la esperanza parece muerta, trabaja. 

Trabaja como si estuviera en peligro tu vida misma porque, en realidad, lo está.

Él lo tenía escrito a máquina sobre un papel ya amarillento y lo leía también en almuerzos y cenas familiares. ¡Qué pesado!, pensábamos, decíamos "ya, ya va sacar su poema" y nos reíamos. Era un juego. 

El papel y con él el poema, sin embargo, se fue perdiendo de vista conforme nos fuimos haciendo adultos y dejamos el hogar; pero él a los 65 años nos refrescó la lección: le había llegado la jubilación y, negándose a dejar de ser útil, se convirtió en un emprendedor gastronómico: abrió con mi entonces cuñado un restaurante de comida italiana que funcionaba de 6 pm a 11 pm, sólo por placer, hasta que tuvo casi 85 años y ya no pudo más.

El día de su muerte, hace 8 meses, mi hermana y yo y recordábamos vaga pero sustancialmente los versos que el viejo nos leía. ¿Cómo era el poema? ¿Dónde estará ese papel?, nos preguntábamos y entristecíamos, ¿Por qué no se nos ocurrió guardarlo o hacerle una copia? ¡Qué pena!

Me puse a buscarlo, entonces, sin mucha suerte, en español, pero sin mucha suerte... hasta hoy que pensé que, claramente, esos versos tendrían que haber sido escritos por alguien de una civilización que valora la ética del trabajo y desde una sensibilidad diferente. Así que probé en inglés y, como esperaba, el buscador me mostró miles de resultados aproximados. 

Tuve que bucear y hacer arqueología digital. Lo hice y, cuando menos lo esperaba, lo encontré. Sí, ¡lo encontré! 

Estaba allí, en un blog llamado Yogafly, en una publicación del 13 de marzo de 2008. Aquí: Yogafly blog. o https://yogafly.blogs.com/yogafly2/2008/03/work-as-if-your.html

¿El nombre del poema? "Work as if your life is in peril". ¿El autor? Swami Vivekananda (1863- 1902),  un pensador, místico y líder religioso indio, discípulo de Ramakrishna que escribió abundantes ensayos sobre la ética del trabajo desde la espiritualidad hinduista; Swami Vivekananda on WorkThe secret of Work y Unselfish work in its effects on character - Karma Yoga by Swami Vivekananda, y a quien yo descubrí hace más de 20 años cuando vivía en la India pero con cuyo poema, por alguna razón, no encontré o tal vez sí, pero no lo vi porque no estaba preparado para verlo.

Pero, el poema estuvo siempre allí y el maestro, dicen (Swami Vivekananda y mi padre), aparece sólo cuando está listo el discípulo.

Fue el primer religioso hinduista en viajar a Occidente y es, hoy en día, más famoso de los líderes espirituales indios del siglo XIX.

Desconozco en qué lengua fue escrito el original. Tal vez en bengalí, la lengua materna del autor, o en sánscrito, o en inglés.

No he logrado encontrar una versión en español y eso me lleva a dos conclusiones arriesgadas: no es casualidad y mi versión al español es la primera en la web. La versión escrita en papel que yo recuerdo, sin embargo, parece haber estado incompleta y es la que ha circulado desde que yo tenía 6 años de edad, por lo menos, en el Perú. O sea, hace uff...

¿Cómo llegó a las manos de mi padre? Difícil saberlo pero, probablemente, a través de sus relaciones profesionales o en aquel programa de liderazgo Cristóforo que hizo alguna vez en su juventud.

¿Quién se lo dio a él? Tal vez uno de sus compañeros en el programa de liderazgo o algún colega extranjero, ya que él trabajó varios años en una empresa de capitales europeos y estadounidenses. 

El poema completo dice así:

Si eres pobre, trabaja. 

Si eres rico, trabaja. 

Si estás abrumado por responsabilidades aparentemente injustas, trabaja. 

Si te decepcionan, trabaja. 

Si el dolor te abruma y los seres queridos no parecen verdaderos, trabaja. 

Si tu salud está amenazada, trabaja. 

Si tus sueños se hacen añicos y la esperanza parece muerta, trabaja. 

Trabaja como si estuviera en peligro tu vida misma porque, en realidad, lo está.

No importa lo que te aqueje, trabaja. 

Trabaja fielmente. 

Trabaja en la fe.

El trabajo es el gran remedio disponible para las aflicciones mentales y físicas.

No pidas nada, no quieras nada a cambio. 

Da lo que tengas que dar: te volverá mil veces, pero no pienses en eso ahora, la atención no debe estar en eso. 

Consigue el poder de dar y dar, y ahí termina. 

No pidas nada a cambio, pero cuanto más des, más vendrá a ti.

Esta tarde le daré la noticia a mi hermana. Se pondrá muy feliz.

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