sábado, 27 de enero de 2024

Poema de amor desde el centro del silencio

Poema de amor desde el centro del silencio

Déjeme ser

esa fiera que ama las hojas secas sobre la soledad

y los helechos,

la luz tenue,

el vino caliente con canela,

el queso con café,

el pan crocante,

los manteles domingueros

las servilletas a cuadritos,

la música y el silencio.

Déjeme ser el grano de arena en la playa,

la rama quebradiza del árbol grande,

el aire que no la circunda,

la gota que derrama el vaso,

el gato techero,

el perro sin hogar,

la gaviota ametrallada.

Déjeme todo eso

ser de vez en cuando,

no importa el orden,

junto o separado,

sólo eso

y le daré a cambio,

dientes para su risa

pañuelo para sus lágrimas,

fiesta para sus alegrías,

fuerza para el fracaso,

abrigo para el frío,

ganas y permanente disposición para

preguntar qué le place,

indagar qué le apetece,

compartir cada idea,

consultarle cada idea,

negociar cada cambio,

escribirle versos,

cambiar pañales sucios,

cantarle serenatas,

acicalar sus alas,

planchar mis propias camisas,

respetar sus días difíciles,

lavar la ropa de los niños,

cocinarle los domingos,

apoyarme en su hombro,

mantener los ojos serenos,

hablarle bajito,

amarla más

y

necesitarla

menos.
* * *
Álvarez, Julio. "Penúltimo segundo, un manojo de poemas y una crónica de viaje", Chimbote 2004, Río Santa Editores

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