Bueno, no lo chapé yo. Pero estuve entre quienes lo corretearon. Y no quedó paralítico. Pero se fue bien gomeado. Y tampoco lo gomeé yo. Lo abollaron los otros chicos del barrio. Y sí, el patrullero no apareció sino hasta una hora después que lo chapamos y media hora después de que lo dejamos ir. Pero yo lo vi todo, comisario. Si me promete no tirarme dedo, se lo contaré.
Continuará
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