Bitácora de naufragios


Bitácora de naufragios

Lo contrario del amor no es el odio. 
Es el miedo.
Lo contrario de perder no es ganar. 
Es aprender.

Las tragedias de la historia, las más grandes, comenzaron 
cuando alguien, 
un caudillo, un general, un político, un almirante, un mariscal, un hombre de negocios, un cura, un cardenal, un guerrillero, un periodista, un líder, político o sindical,
adquirió el hábito de ganar. 
Sin atenuantes ni condiciones.

Metió en su morral la multitud de victorias 
y las dio, primero, 
por hecho 
y luego,
por derecho.

Los eventos más afortunados
de esa misma historia comenzaron, 
por el contrario,
cuando Lord Alguien se transformó en Don Nadie.
Da lo mismo si lo hizo por amor, cobardía, negligencia o por codicia.
Da lo mismo.
Anotó sus fiascos en una libreta y
tradujo sus derrotas al dialecto de las lecciones
y aprendió algo.

Algunas veces soy de los primeros y, cuando sucede,
a la más leve señal de privación,
vocifero que el mundo es injusto y que no merezco esto.

Otras veces, sin embargo, soy de los segundos.
Suave como un cojín de dormitorio,
blando y esponjoso,
Tanto dúctil y apacible que el universo
se me sienta sobre los muslos
y descansa la cabeza
sobre mi bitácora de naufragios.

* * *

(c) Roma, 9 de julio de 2024. Julio Álvarez Sabogal. Todos los derechos reservados. 

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