viernes, 19 de agosto de 2011

¿Profesor o Maestro?




Era el primer día de clases y el profesor de filosofía, un hombre mayor de apellido anglosajón y bastante señorial, decidió conocer a sus alumnos, casi todos ellos muchachos peruanos mestizos de apellidos hispanos, con excepción del becario, un surinamés cuyo apellido y acento eran extranjeros.

- ¡Álvarez! – llamó el profesor -y ¡Presente! - respondió el alumno, a la vez que se ponía de pie en señal de respeto y el profesor disparaba, desde detrás de sus gafas para leer de cerca, una mirada auscultadora.

- ¡Del Castillo! – siguió así el profesor -y ¡Presente! - respondió este alumno también y así sucesivamente se repitió unas nueve veces el ritual hasta que…

- ¡Reid!, Reid… ¡Fred Reid! – dijo el profesor sin levantar la mirada, mientras, sonriendo por primera vez, decía – ¡Ah! Pero ¡qué bonito apellido! ¡¿Es holandés?!

- It doesn´t matter –respondió el aludido, un joven negro descendiente de esclavos- it is just… a name – y se sentó.

Los alumnos supieron, en ese instante, que tendrían un profesor. Jamás un maestro.

Un profesor enseña conocimientos, necesarios o no, para ganarse la vida; un maestro enseña a vivir.

lunes, 8 de agosto de 2011

Baño sólo para "Caballeros Discapacitados"


Al llegar a la puerta, confieso que lo dude, lo dude tanto que me quedé allí paralizado por un par de segundos. El cartelito que estaba pegado sobre la puerta del baño de Starbucks, para mí, decía:

“Caballeros Discapacitados”

Y yo, que soy muy respetuoso de las señales y las reglas y política interna de los establecimientos y que conozco de lo exagerados que pueden ser los gringos cuando de ser políticamente correctos se trata, me preguntaba:

“Entro o no entro… hmmm, caballero soy (aun cuando más de una ex podría discrepar conmigo), pero ¿Discapacitado? Hmmm, no sé”

A ver, me puse a hacer una revisión de mi mismo: tengo mis 5 sentidos, mis 4 extremidades y mis atributos mentales en perfecto funcionamiento; tengo las emociones a flor de piel y me alegro y me entristezco cuando se da la ocasión… pero nada, no me animaba a entrar…

Y de pronto, como un haz de luz, vino a mi mente la imagen de uno de los “discapacitados” más famosos de la actualidad, Stephen Hawking, físico teórico británico que padece de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) grave, enfermedad degenerativa neuromuscular que no le impide mantener su alta actividad científica y pública. A los 21 años, los médicos le pronosticaron que no viviría más de 2 ó 3 años pero él ha sobrevivido muchos más años, aún padeciendo el progresivo avance de la discapacidad. Desde entonces, utiliza un sintetizador de voz para comunicarse y ha ido perdiendo el uso de sus extremidades, así como el resto de la musculatura voluntaria, incluyendo la fuerza del cuello para mantenerse con la cabeza erguida; con lo cual su movilidad es prácticamente nula. La silla de ruedas que utiliza en público está controlada por un ordenador que maneja a través de leves movimientos de cabeza y ojos, que también le permite seleccionar palabras y frases en su sintetizador de voz.





Hawking es miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Fue titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas (Lucasian Chair of Mathematics) de la Universidad de Cambridge hasta su jubilación en 2009. Entre las numerosas distinciones que le han sido concedidas, Hawking ha sido honrado con doce doctorados honoris causa y ha sido galardonado con la Orden del Imperio Británico (grado CBE) en 1982, con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989, con la Medalla Copley en 2006 y con la Medalla de la Libertad en 2009.

- “Joder!” - me dije - "Más claro no puede estar. Este es mi baño…!"


... y, con toda la dignidad de la que es posible un “discapacitado” de mi calaña, abrí la puerta y entré.

Sólo al salir, vi la rayita (/) entre Caballeros y Discapacitados…