domingo, 17 de febrero de 2013

Zhuang Zedong, héroe de la diplomacia pública o de cómo “la pelota pequeña impulsa la grande”




Corría abril de 1971. Estados Unidos y China continental no tenían relaciones diplomáticas desde los años cincuenta y se encontraban casi enfrentados militarmente: China enviaba armas al Vietkong y los Estados Unidos apoyaba con su ejército a Vietnam del Sur. La diplomacia tradicional (la pelota grande) era un completo fracaso.

Y, de pronto, en ocasión del XXXI Campeonato Mundial de Tenis de Mesa en Nagoya, el 4 de abril, ocurrió lo impensado: 
"un jugador del equipo de pimpón de EE UU, Glenn Cowan, se subió al autobús de la agrupación china y entabló una conversación con el capitán, Zhuang Zedong, considerado entonces el mejor jugador masculino de tenis de mesa del mundo. Su desafío a los tabúes políticos y a los estereotipos nacionales quedó retratado por los fotógrafos de las agencias Associated Press y France Press, que habían sido avisados. Las imágenes de Cowan y Zhuang se difundieron por todo el mundo y, desde ese momento, las relaciones entre China y EE UU iniciaron un viaje hacia el acercamiento." (1)
"A partir de esa instancia ambos se hicieron buenos amigos, e inclusive el joven jugador asiático le hizo un regalo al norteamericano, el cual consistió en un hermoso brocado con el dibujo de las montañas de Huangshan. El acercamiento entre ellos llegó a tal nivel, que los jugadores norteamericanos, todos en su conjunto, expresaron a los directivos de su delegación como también a los chinos, que deseaban visitar su nación después que terminara el torneo en la ciudad nipona." (2)
Lo que siguió a esto fueron la visita oficial a China del Secretario de Estado, Henry Kissinger (abril de 1971), y luego el encuentro de los presidentes de ambos países, Richard Nixon y Mao Tse Tung (Julio de 1971). En 1979, Estados Unidos y China continental establecerían relaciones diplomáticas formales.

La diplomacia pública (la pelota chica), esa en la que los protagonistas son ciudadanos  que no cuentan con resoluciones oficiales de nombramiento y nada tienen que ver con los juegos del poder ni con lo dañinos y enormes egos de algunos líderes políticos y embajadores, pero que son representantes simbólicos de los pueblos, había cambiado la historia.

El acontecimiento quedó registrado en la historia como “Diplomacia del ping-pong” (ver video) y dió origen al popular aforismo “La pelota pequeña impulsa la grande”. (3)


Zhuang Zedong ofreciendo la conferencia "Ping-Pong Diplomacy", en el USC US China Institute (25 de setiembre de 2005)

Zhuang Zedong murió hace una semana, el 10 de febrero de 2013,a los 73 años de edad. (Ver video con reseña sobre su vida)

Gracias  Zhuang Zedong.  Te debemos una. Y muy grande. 

Siempre serás un héroe para aquellos que apostamos por la diplomacia pública como una manera "nueva" de hacer diplomacia desde la confianza, el perdón y la cooperación, desde la gente misma, y no sólo desde la desconfianza, los juegos de poder, el conflicto, el rencor, la revancha, los egos, las formas sin sustancia y las tradiciones inútiles.

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(1) Fuente: 

(2) Fuente: 

(3) Ver también: 
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/10/actualidad/1360518873_234186.html

http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=1117951&Itemid=1

jueves, 14 de febrero de 2013

Y tú, ¿aprobaste el curso de "Historia de la Paz"?



"Si la diplomacia busca que los pueblos del mundo vivan en armonía, no se por qué en las escuelas de relaciones internacionales, en las asignaturas de historia nos enseñan sólo la historia de las guerras, y nada sobre la historia de la paz." (T.T)
Con esta frase de mi anónima interlocutora tuve ayer una epifanía. La verdad es que nunca me lo había planteado así pero me hizo muchísimo sentido.

Ensayé entonces algunas explicaciones como que, por ejemplo, las guerras han sido el motor del cambio en la historia, que los grandes cambios se han dado después de una guerra, pero, igual, la frase ya había calado en mí y pienso que cuando esa Historia de la Guerra viene acompañada de nacionalismos, chauvinismos, victimización histórica y revanchismo (como casi siempre ocurre), entonces, lo que tenemos son sociedades violentas que invierten mucho más en armas que en educación y aliviar las condiciones de pobreza de sus ciudadanos.

Luego, la frase me hizo recordar el hecho de que, en algunos sociedades donde está prohibido besarse o simplemente intercambiar muestra de afecto en público, si está permitida la agresión verbal en público y las películas violentas hasta el extremo.

Decido googlear entonces las dos frases: "historia de la paz" e "historia de la guerra" y estos son los resultados:
  • Historia de la Paz = 83'900,000 páginas
  • Historia de la Guerra = 75'100,100 páginas
Un rayo de esperanza, me digo. Y me alegro que T.T. representante de esta la generación de peruanos en sus 25 + años, lo vea de esa manera.

Ya es el momento, creo, de cambiar el enfoque de la historia. Si queremos una sociedad humana basada en una cultura para la paz, necesitamos alentar el aprendizaje, la libertad de elección y destacar la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo, tal como lo dijimos en Prohibido pensar que empieza con esta frase:

"Todo el mundo habla de la paz pero nadie educa para la paz. Todo el mundo educa para la competencia y la competencia es el principio de cualquier guerra." (Personaje no identificado en documental "La educación prohibida)
¿Ustedes qué opinan?

viernes, 1 de febrero de 2013

Manejar un Ipad es más fácil que montar bicicleta



“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”. (Alvin Toffler)

“La tecnología no debería hacer más difícil el trabajo del funcionario y aumenta el riesgo de equivocarme” es una frase que escucho a menudo entre quienes tienen ya un buen número de años trabajando para el Estado. Y aparece, casi siempre, cuando la organización introduce un cambio tecnológico que requiere que los funcionarios desaprendan la forma cómo han venido haciendo las cosas y aprendan una manera nueva de realizarlas.

Esta frase, que bien podría ser traducida como incapacidad de desaprender (“no debo abandonar lo que ya aprendí, lo único que tengo que hacer es acomodar mi nuevo aprendizaje a lo que ya sé y domino") es lo que en el mundo del coaching ontológico llamamos un “enemigo del aprendizaje”, es decir, una actitud, conducta o frase que nos impide aprender algo nuevo y que nos da la perfecta justificación para no salir de donde estamos, aún a costa de nuestro propio bienestar.

Los enemigos del aprendizaje se esconden en frases como, por ejemplo,"no soy bueno o no sirvo para aprender esto", "esto ya lo sé, son otros lo que tienen que aprenderlo", "lo que sé, es todo lo que debo de saber", etc. y otras más que pueden ser vistas aquí.

La tecnología, en todo caso, sí debería hacer más fácil para el funcionario realizar sus tareas cotidianas, siempre y cuando se obtengan los mismos resultados. Pero, si con la nueva tecnología obtenemos resultados nuevos, mejores e impensables (como el video chat) y ahorramos tiempo, espacio, esfuerzo, dinero y otros costos, bien vale una etapa de aprendizaje por dura que sea.

Los que se aferran a la frase “la tecnología no debería hacer más difícil el trabajo del funcionario y aumenta el riesgo de equivocarme” han olvidado que, cuando eran niños, pasaron por momentos así muchas veces y salieron triunfantes. Han olvidado que son ganadores.

¿Te imaginas regalarle a tu hijo de 3 años, experto en conducir andadores, un hermoso triciclo y que lo rechace argumentando que “ese triciclo tiene una tecnología que hace difícil conducirlo y aumenta el riesgo de choques con las rejas del jardín y los muebles de la sala”?

Y 5 años más tarde, ¿te imaginas regalarle a tu mismo hijo, ahora de 8 años, una hermosa bicicleta montañera de 12 velocidades, frenos de poder, asiento regulable y amortiguadores y que el niño, experto en manejar triciclos, la rechace argumentando que “esa bicicleta tiene una tecnología que hace difícil manejarla y aumenta el riesgo de caídas, patinadas y enredos de mi pantalón en la cadena”?

Con la nueva tecnología que aparece y se posiciona en nuestra vida laboral ocurre lo mismo que con el niño, el triciclo y la bicicleta. Es cuestión de desaprender para aprender.

Imagínate, yo conozco un niño de tres años que maneja un iPad y que aún no ha "upgradeado" de triciclo a bicicleta. Y otro de 10 que tiene el iPad en la bicicleta.

Pero ¿qué hay contigo? ¿Te subes a todas las “bicicletas” que te ponen enfrente? ¿o todavía vives en la era del andador y el triciclo?