domingo, 20 de enero de 2008

Con padrinos así, ¿¡quien quiere enemigos?!

De tres, fueron dos. Quinto año de secundaria. Éramos apenas unos muchachitos imberbes. De hecho, el único que tenía algo parecido a un bigote, era Luna. Bueno, tenía es un decir, porque el pobre lo dejo de tener el día que decidimos afeitarlo a la fuerza, en seco y sin espuma, luego de la clase de educación física del profesor Valencia.

Llegaba el momento de graduarse en la secundaria y decidir qué demonios íbamos a hacer el resto de nuestra vida. Si nos iban a llamar ingeniero, doctor o arquitecto… el tema era que diciembre se acercaba y con él la fiesta de promoción para la que había que elegir un nombre. ¿Elegir?, 1979, elegir era sólo un mal chiste. En realidad, el que eligió fue uno de nuestros profesores más queridos. El profesor Salaverry, 1.60 de estatura, yogui y cinturón negro de karate, capaz de tumbar al más avezado de los contendientes. Su especialidad era ciencias naturales, biología, física, química, o sea, todo aquello en lo que yo apenas sacaba un 13. Y fue él quien lo recomendó aunque tal vez él mismo no tenía idea de las barbaridades de este Von Braun. Von Braun, dijo, el inventor de las bombas voladoras V-1 y la V-2. Quedamos impresionados. O sea, que éste Von Braun era el responsable de que el ser humano anduviera matando el tiempo en esos días en la superficie lunar y esas cosas. Quedamos impresionados y Von Braun nos llamamos. Promoción 1979 o Von Braun.

Pocos años después nos enteramos de que este caballero no sólo había sido el inventor de la V-1 y la V-2, sino que él había sido un científico nazi sin escrúpulos que las había inventado con el propósito de atacar territorio enemigo, asesinar masivamente población civil y, lo peor, que para fabricar tales cohetes, Von Braun había empleado obreros-esclavos durante la 2da Guerra Mundial. Claro, luego de la derrota nazi, los estadounidenses echaron mano de este genio y se lo llevaron para su país, en donde quedó libre de todo cargo criminal de guerra y se convirtió en el artífice de los viajes interplanetarios.

Esto lo supe, claro está cuando ya nada se podía hacer y Von Braun se convirtió, contra mi vountad, en el referente de m promoción escolar. Desde entonces, Promoción Von Braun ha sido algo así como llamarme Promoción Atila o mejor aún Promoción Shaka Zulu, o Promoción Pinochet o Promoción Somoza.

Pero, el destino me hizo estudiar derecho y con él experimenté los deleites de la democracia, el pluralismo y el respeto por los derechos de los demás. Conocí maestros maravillosos, y también uno que otro pavo real, pero sobretodo conocí a Jacinto Tello Johnson y César Fernández Arce, entre otros. Seis años después, convertido en un abogado egresado, pude elegir junto con mis compañeros el nombre de nuestra promoción y la llamamos "Jacinto Tello Johnson", quien fuera nuestro profesor de derecho romano, y quien es considerado uno de los referentes del humanismo jurídico en el Perú. ¿Qué hermoso, no?

Tres años más tarde, egresando de la maestría en relaciones internacionales, no pude repetir esta experiencia. A mi promoción se nos impuso –de manera aún más autoritaria que en el colegio en donde básicamente se aprovecharon de nuestra ignorancia adolescente- el nombre de Alfredo Solf y Muro y así nos llamamos, Promoción Alfredo Solf y Muro, ex Canciller peruano durante la 2da Guerra Mundial. ¿Que qué hizo este señor? Les transcribo una entrevista a León Trahtemberg, para que no digan que lo dije yo:

"Apenas pasado el aniversario de Auschwitz, y a poco tiempo de cumplirse la conmemoración del fin de la II Guerra Mundial, CARETAS conversó con el intelectual y educador León Trahtemberg con el fin de dilucidar la participación de los gobiernos peruanos de Oscar R. Benavides (1933-1939) y Manuel Prado (1939-1945) en un momento en el que la población judía de Europa buscaba escapar del Holocausto nazi.


–¿Cómo definiría la posición del Estado peruano en la Segunda Guerra Mundial respecto a la población judía, ya sea a nivel interno o externo?

–A nivel interno hubo poca actividad hostil hacia los judíos por parte de la población peruana que más bien se mostró hospitalaria. El problema radicaba en algunos sectores intelectuales y políticos que se identificaban con el nazismo, el racismo, así como algunos sectores católicos antisemitas, todos ellos con fuerte influencia en la prensa y Cancillería dirigida por Carlos Concha (1937-1939) y luego Alfredo Solf y Muro (1939-1944) de quienes dependía el visado de los pasaportes. Así la posición del Estado peruano presidido por Oscar R. Benavides y luego Manuel Prado Ugarteche fue hostil a la inmigración de judíos. Solo unos 500 de los 11 millones que buscaban refugio lograron inmigrar al Perú entre 1939-1945.


–¿Qué hechos en concreto podrían calificarse como políticas antisemitas y qué consecuencias tuvieron?

–Como se observa en la vergonzosa circular de 1938 (Oscar R. Benavides-Carlos Concha) que se ratificó varias veces durante el gobierno de Manuel Prado y su canciller Alfredo Solf y Muro, el gobierno peruano dio instrucciones precisas a sus cónsules para negarles las visas a los judíos que fugaban del horror nazi, e inclusive aquellos que obtenían alguna visa tuvieron que sortear infinidad de obstáculos para poder entrar finalmente al Perú. (…) Uno de los casos antisemitas más sonados fue la respuesta negativa del gobierno de Prado al pedido del "Congreso Judío Mundial" para que el Perú, al igual que otros diversos países del mundo, aceptara admitir niños judíos huérfanos de guerra que iban a ser íntegramente mantenidos y educados por cuenta de los judíos residentes en el Perú. El gobierno peruano, a través del canciller Dr. Solf y Muro, rechazó en 1944 el pedido de admitir 200 niños judíos de 4 a 10 años de edad que luego murieron en Auschwitz."

Y no sigo, si quieren leer la entrevista entera, vayan a: http://www.lp.edu.pe/l_trahtemberg/otros/entrev74.htm

¿Qué clase de sociedad queremos crear imponiendo a nuestros jóvenes como referentes a talentos intelectuales deshumanizados, genocidas o simplemente incapaces de compadecerse del dolor humano?

Desde entonces tengo mucho cuidado acerca de cuáles son los nombres se convierten en referentes y modelos en mi familia y si puedo, en mi ciudad y en mi país. Gracias a Dios, muy pocos conocen demasiados detalles de las historias de Von Braun y Solf y Muro y casi siempre quedan impresionados por los apellidos europeos. En todo caso, si alguien lo nota, lo atesto de historias alucinantes sobre cómo nuestros queridos maestros de derecho romano y sucesiones nos envolvían con solamente la palabra y la idea justa, justa por precisa y justa por humanista. Y, si después de todo, no he logrado distraerlos lo suficiente, pienso, no importa, como diría nuestro otro gran maestro Sinesio López, yo era sólo un muchachito joven, feliz e indocumentado.

jueves, 17 de enero de 2008

Por esto es que aún amo India / This is why I still love India

Muchos de ustedes saben que yo viví 5 años en India, pero no muchos saben que India sigue viviendo en mí, pues extraño mucho su originalidad. Disfruten este video-propaganda tipicamente "masala" (condimentada en drávida, la lengua raíz del sur del subcontinente indio) y sepan por qué aún amo India.
 
Reenvién el enlace a todo aquel que necesite un sonrisa hoy día.
 
Most of you know I have lived in India for 5 years. And I still missed its originality. Please, enjoy this video ad typically "masala" (spiced, in dravida languages typical frn the south of the indian subcontinent) this is why I still love India... 
 
Please, feel free forward to anybody who needs a healthy smile today
 
Julio

miércoles, 9 de enero de 2008

Vendiendo galletitas en las Maldivas

Esta va a ser una nota muy corta, mientras dejo que mis neuronas continúen cocinando otra que me viene pellizcando desde hace días sobre la película "The great debaters" ("Los grandes polemistas" o "Los Polemistas").

 

Ayer, mientras conducía mi auto rumbo a una sala de cine para ver esta película y hacía un "zapping" a lo largo del dial de las emisoras radiales locales de Georgia, me detuve encantado en una en la que se transmitía "Lay Lady Lay" de Bob Dylan. A los pocos minutos, la canción terminó y la música dejó su lugar a los locutores de programa, de ambos sexos. Como la mayoría de locutores, hablaron por unos minutos sobre temas absolutamente irrelevantes, hasta que el se refirió a una noticia que llamó mi atención. El dijo en inglés algo así como que un boy scout había salvado la vida del presidente de la República de las Islas Maldivas ( Maumoon Abdul Gayoom), un pequeño país musulmán situado en el Océano Índico al sudoeste de Sri Lanka y la India, al sur de Asia, constituido por 1.196 islas. El atacante portaba un cuchillo envuelto en una bandera de las Maldivas mientras aguardaba la llegada del mandatario. Cuando Gayoom fue atacado, Mohamed Jaisham Ibrahim (de 15 años), vestido con su uniforme de boy scout, agarró el brazo del atacante y Gayoom resultó ileso.

 

Esta noticia me encantó, pues yo he sido Boy Scout.

 

Pero mi sonrisa se convirtió en una mueca de estupor cuando el locutor, visiblemente entusiasmado también, dijo a su audiencia: "No se ha podido determinar si el boy scout era americano, tendremos que averiguar si el boy scout era americano. No sabemos si hay boy scouts en Las Maldívas" …Plop!

 

¿Qué habrá estado haciendo un boy scout "american" en Las Maldívas, en un mitín político junto al Presidente de un pais que está al otro lado del planeta? ¿Vendiendo galletitas? Como diría Condorito: "¡Exijo una explicación!"

jueves, 3 de enero de 2008

Amores perros


Voy a decir, emulando un bellísimo poema de Aquiles Nazoa (La balada de Hans y Jenny), que nunca antes fue tan humano el amor como cuando Malevo, peleador empedernido, amó –a su manera- a Mireya, la danzarina de Delhi.
Los conocí en la India. Ella era una esbelta "perrizuela" que , por sólo Dios sabe qué fatales motivos, había terminado vagabundeando por las calles de Delhi junto a este bandolero, hecho para la calle, que era su marido, el tal Malevo.
La última vez que los vi, el día de mí despedida en casa de unos amigos argentinos, estaban enojados la una con el otro. Ella jamás le perdonó que en plena maternidad, se hubiese desaparecido varios días para darse la gran vida con unas callejeras y así fue que lo encontraron, ebrio de placer, ojeroso, encaramado sobre una hembra de patas cortas y sin un ápice de vergüenza.
Mireya sufrió en silencio las pocas semanas que le quedaron de gestación, pero sólo hasta que dio a luz a unos hermosos bebés que eran el encanto de todos. Desde entonces, Malevo dejó de ser el hombre de la casa. Dejó de comer primero y ya no pudo elegir en qué lado del lecho quería dormir, tal como lo hacía antes cuando un gruñido era suficiente para que ella se hiciera a un lado y le diera la preferencia en todo. Así habían sido educados y el nuevo estatus que habían adquirido un par de años atrás gracias a unos benefactores argentinos, no había cambiado mucho las cosas. India ha sido siempre un país en el que la mujer es instruida para acatar y obedecer al marido y las calles de Nueva Delhi, allí donde crecieron hurgando en los enormes contenedores de basura y se conocieron Malevo y Mireya, no eran diferentes.
El golpe de suerte que los llevó de la mendicidad en las calles de los barrios acaudalados de Delhi a las antesalas diplomáticas empezó a gestarse aquel día que empezaron a acercarse a olisquear los vapores que provenían del asado de Mario, empedernido gourmet argentino que desafiaba el aire impoluto y libre de olores carnívoros de Vasant Vihar, con el irrevernte aromas de sus bife chorizos y sus atados de tira, ganándose la ojeriza de los vecinos hinduistas y el aprecio nuestro.
Primero fueron pedazos de hueso y tiras de pellejo que Mario lanzaba hacia la pista; luego se fueron acercando a la pequeña puerta de metal que dividía el jardín delantero de la acera; hasta que un día Anita –esposa de Mario- seguro dijo: "Che, Mario! Pobrecitos. Y si los dejamos dormir aquí en el jardín"; a lo que Mario seguro respondió "Pero claro, si son lindos los perritos"; y días más tarde. "Che Mario! Y si los hacemos pasar, mira que viene el invierno, pobrecitos!"; y así sucesivamente, hasta que Malevo y Mireya tuvieron un lugar preferencial en la hermosamente decorada sala de mis dos amigos argentinos. Y de allí nunca se movieron.
Allí, esa sala, era el espacio de señorío de Malevo… bueno, hasta el día en que Mireya dio a luz cinco ó seis cachorros chusquísimos (de raza desconocida o producto de mezclas indeterminables) preciosos, entre ellos, un gordito peludo que era no sólo el más robusto sino también el más alto y que, de no ser porque todos nacieron de un tirón, se hubiese murmurado que Mireya había cobrado venganza por la afrenta que le propinó Malevo.
La entrega en adopción de los cachorros fue todo un acontecimiento, o más bien, varios acontecimientos. Pasados 3 meses habían salido todos menos el gordito, hasta que un día una niña india se enamoro de él y llevo a sus padres a casa de Mario y Anita. La niña estaba encantada y la adopción estaba casi garantizada, hasta que los padres, muy preocupados por el escalón de la escala social y pureza que ostentaba el rechoncho perrito, preguntó: "¿De qué raza es?". Y entonces hubo un silencio sepulcral apenas interrumpido por las miradas de desesperación que nos lanzábamos, una elipsis mortífera que pareció durar un siglo, hasta que la hija de Mario, una guapa porteña de armas tomar, espetó: "¡Más o menos como San Bernardo!" Y así fue cómo el mofletudo hijo de Mireya y Malevo fue adoptado por una acaudalada familia hindú y no terminó como un can vagabundo, pulgoso, carachoso y garrapatoso, lo que debió haber sido su vida, de haberse cumplido a rajatabla la ley del karma y no haberse convertido sus padres en mascotas de una pareja de diplomáticos e intelectuales que gustan de las buenas tertulias literarias y musicales. ¡Tamaño ascenso en la escala de castas, social y de reencarnaciones!
Las relaciones de Malevo y Mireya, sin embargo, no cambiaron luego de que sus benefactores entregaran en adopción a su prole, no por lo menos hasta el año 2001 que dejé la India para retornar al Perú. Supe que él nunca más volvió a echarse una canita al aire como la que desembocó en el matriarcado de Mireya, pero no supe si ésta lo perdonó.
Lo más importante que ocurrió antes de mi partida fue la fractura de pierna de Malevo luego de pretender caminar por la cornisa de un tercer piso del edificio, tal cual lo hacía Mireya a diario, haciendo alarde de agilidad, seguridad de patas, garbo y esbeltez. Su consorte era, por el contrario, lo que su mismo nombre decía: un malevo… fuerte y musculoso pero mucho menos ágil y más pesado. ¡Era un malevo! La bella y la bestia.
Tengo entendido que el matriarcado de Mireya duró hasta que ésta falleció. Y me imagino que Malevo siguió siendo en lo que se convirtió después de los sartenazos de desprecio que diariamente le largaba su hembra. El machote, fuera de los espacios que caprichosamente decidía Mireya que eran suyos, intentaba marcar su territorio frotando su costado en las piernas de cuanto invitado e invitada llegaba a casa, lo que espantaba a las mujeres y enojaba a los hombres, pues las buenas pantorrillas y muslos empezaron a venir muy cubiertos para nuestro gusto.
A partir de allí es poco lo que sé. Mario, Ana, Malevo y Mireya se mudaron a Argentina por unos años y luego a Teherán en donde están ahora y desde donde está tarde me llegó un emilio (e-mail para los lornas que no conocen esta guapa jerga española) en el que me contaban que Malevo y Mireya habían seguido juntos hasta el final; que Mireya había fallecido apenas llegaron a Irán y Malevo hace sólo unos días. El ciclo de vida perruno se había cumplido de manera implacable para los dos.
El mensaje de Anita, recibido el 2 de enero de madrugada, decía así:
"Les envío una foto de nuestros perritos que estuvieron compartiendo nuestros caminos y nuestras vidas durante largos años.
De Asia salieron y a Asia regresaron a descansar y, sorprendentemente en este país donde los perritos no ocupan ningún lugar ni son queridos ni respetados, ellos con su encanto y estilo lograron encandilar a quienes los rechazaban, a quienes solo los despreciaban y miraban como seres impuros.
Ayer, 1 de enero, muchos de nuestros conocidos a que transitaron en casa para recibir el año dejaron muchas lagrimas al enterarse que Malevín ya no esta entre nosotros, conquistaron estos animalitos muchas almas islámicas y lograron que quienes les temían lloraran y rezaran por él.
La vida es un dar y recibir y ellos han dejado en este Teherán querido mas cosas de las que muchos de los extranjeros que pasan, transitan y trabajan dejan en los países que los acogen.
Cada uno de ustedes, sea en India, en Argentina o en Teherán que han conocido a Malevo y a Mireya se que les gustaría tener un recuerdo de ellos porque cada uno de ustedes compartieron junto a nosotros el transito de estos nuestros mejores amigos que la vida nos permitió que nos conociéramos en el momento que debíamos como sucede con los amigos."
Por eso, como hubiese dicho el maestro Aquiles Nazoa, nunca antes fue tan grande el amor ni tan largo el desamor como cuando Malevo, peleador y bandido empedernido, amó –a su manera- y siguió amando a pesar de su indiferencia, a Mireya, la danzarina de Delhi.