jueves, 20 de marzo de 2008

Manos de trapo

Tal como lo leen, Manos de trapo.
Y no es que tenga unas manos de damisela, por el contrario, a pesar de que no soy un trabajador manual, tengo unas manos pequeñas pero fuertes, frágiles como las de un obrero de construcción civil y suaves como la de las de un albañil cargador de sacos de cemento y ladrillos, lampero (1) y pica asfalto que, aquí entre nos, son los genes de mi bien amado padre...

"Manos de trapo" es como solían llamarme mi madre y tías durante mi infancia cada vez (bastante a menudo) que tiraba la comida, la leche o algo, en el mejor y menos traumático de los casos, sobre la mesa o el piso, y en el peor de ellos, sobre mi propia ropa minutos antes de salir para un evento familiar formal, para lo que mi madre había invertido algunas horas buscándome "un ternito blanco precioso para mi Julito", o lo que es mucho peor aún, sobre la ropa de los demás. A esto se añadía otro tipo de barbaridades, como deshojar las flores de los jardines y maceteros de la tía Chabuca o curiosear y dejar caer al piso adornos de cristal y cerámica, vajilla fina, etc, lo que, debo admitir, lo hacía muchas veces con cierto placer insano.

Todos los miembros de la familia, cercanos y lejanos, conocían mis gravísimos antecedentes. Los parientes de mi padre me llamaban "terremoto" y los de mi madre, "eléctrico". Y apenas se enteraban que Julio y Jael (mis padres) llegarían de visita con su "joyita", escondían todo aquello que era susceptible de caer en mis manos… de trapo.

Con el paso del tiempo, la frecuencia de accidentes y destrozos disminuyó, pero la intensidad y gravedad de las ocasiones aumentó. Claro, ya crecidito y siendo abogado el diplomático, pero no muy diplomático el abogado, los accidentes se trasladaron de la mesa familiar y traje de las tías, a las mesas de restaurantes o de la novia y a las cenas formales y de negocios. Esto, que ya parece bastante grave, empeoró aun más cuando mi hermana Zully tuvo su primera hija, Dona, quien, por algún no se si maléfico o quizás bendito motivo, vino a hacerme compañía trayendo en el extremo inferior de sus bracitos, dos hermosas y delicadas manos de trapo. Y entonces ya éramos dos, lo que hacía menos grave el escándalo pero más comunes los destrozos. Gracias a Dios, su segunda hija, Anto, resultó más segura y confiable.

Así que, sintiéndome ya no tan solo, poco a poco, fui perdiendo la vergüenza y me habitué a la idea de que nunca iba a poder evitar que mis manos me jugaran una mala pasada de vez en cuando. Memorables son las veces que derramé vino tinto sobre manteles blancos o deje caer al piso finísimas copas de cristal labradas que alguna novia o su mamá había heredado de la abuelita, de esos tiempos "cuando teníamos tierras, indios y hacienda, antes de que el cholo horroroso y pestífero ese del Velasco nos las quitara". Porque estas cosas siempre ocurren en los momentos más sensibles, justo en esos en donde todo, y nada menos que todo, debe salir perfecto.

Lo cierto es que, en los últimos años, me había ocurrido tal vez un par de veces, sin contar las ocasiones en mi casa, de las cuales no existen testigos con vida.

Pero, esta racha de suerte terminó ayer, minutos después de llegar al Southern Center for International Studies, en donde me dio la bienvenida Wes King, un gringo de casi 2 metros de estatura, mientras me extendía su enorme mano en señal de saludo. Wes King era el organizador de una conferencia "La trayectoria india y su significado para los EEUU" en el Centro Sureño de Estudios Internacionales y yo era uno de los conferencistas.

Como era la primera vez que me invitaban (y guardo la secreta esperanza de que me vuelvan a invitar), me acicalé, me atavié, me puse muy distinguido, abrí mi mejor perfume, en suma, me preparé para la ocasión… pues quería dar la mejor imagen posible. Invité a una joven y guapa amiga para llegar, como cualquier conferencista latino que se respete, bien acompañado.

Al llegar, nos invitaron un buen vino "tinto" para apedrear los nervios.

Y todo iba de maravillas, al menos hasta que Wes quiso hablar conmigo en un costado del salón para pedirme que le dijera si el resumen de mi biografía, que había preparado para presentarme ante el público, estaba bien.

El resto, imagínenselo.

Mientras charlábamos y yo hablaba como suelo hablar, es decir, lanzando mis manos y brazos como dardos en todas direcciones, la copa que llevaba en mi mano derecha decidió desalojar el vino tinto que yo le había confiado, y tal cual lo haría el chofer de una combi (2) en marcha con una pasajera en minifalda, hilo dental y taco aguja que desea apearse del vehículo, a la voz de "pierna derecha, pierna derecha" y "suave con la flaca", dejó caer su contenido –tinto muy tinto- sobre los limpísimas y cuidadas hojas blancas que Wes King, impecable ex miembro de ls fuerzas armadas americanas, me mostraba!

Yo, claro está, como siempre, pedí las disculpas del caso con el rostro compungido y al borde del llanto, pero sólo en apariencia porque yo, mi familia y aquellos que me aman y amo, sabemos muy bien que ésta no ha sido la última vez… y que la pregunta no es "¿volverá a ocurrir?, si no "¿Cuándo, dónde y quién será la próxima víctima?"

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Notas de referencia:

(1) Lampero: que usa la lampa, herramienta de hierro y madera que se usaba para arrojar el carbón a los motores de las locomotoras a vapor o mezclar y mover cemento y piedras en pequeñas cantidades.

(2) Combi: pequeño mini bus que en el Perú se usa para transportar personas como ganado, sardinas o pollos de granja. Se caracteriza por la enorme flexibilidad de su espacio interior que permite embutir hasta 40 peruanos en un espacio en el que, según las leyes de la física, sólo podrían entrar 12 personas. También se le reconoce fácilmente porque son conducidos (3) por unas bestias salvajes super achoris (4) llamados "ferchos" o "caña" (5) y llevan colgados unos especimenes denominados "cobradores" a la voz de "lleva, lleva", "pierna derecha", "pisa, pisa", "arranca que ahí ta la tombería" (6), "'are, 'ajo, 'erda" o, simplemente "chesssssssssuu" (7)

(3) "Conducidos" es un decir. Pues aún se está investigando si los chóferes de combi conducen o sólo ayudan a la combi a ir hacia donde ella quiere ir… es más, se discute todavía si son personas…

(4) Achori: dícese del que tiene una conducta agresiva y antisocial, cercana a lo delincuencial.

(5) Fercho, Caña: chofer, conductor

(6) Tombería: Agente de policía.

(7) Chesu: Abreviatura de una grosera interjección que hace referencia a las partes más intimas de una madre.

sábado, 8 de marzo de 2008

Carta para Helena…

Querida Helena, ya habrá notado usted que me gusta la poesía. Leerla y escribirla.

Pero como soy mucho mejor haciendo lo primero que lo segundo, permítame ponerme el pañuelo de bucanero y asirme desesperado de los versos de genios como don Mario Benedetti o tal vez como el inigualable Jorge Luis Borges, es decir, de esos que le dicen las cosas a uno como nadie más podría hacerlo.

Así, si fuera Borges, por ejemplo, andaría quien sabe desesperado tratando de encontrar cómo hacer para que no se vaya de mi vida, preguntándome, con qué, con qué puedo retenerla.

Y en cierto modo eso es lo que he venido haciendo, inventando teorías y explicaciones sobre usted misma, locos y alucinantes preámbulos e interpretaciones sobre usted misma, aclarándola, confundiéndola, iluminándola y sumiéndola en la penumbra, haciéndola reír y haciéndola llorar, para ver si tantos libros leídos me dan algo más que temas de conversación, un aspecto cada vez más cercano al libro gordo de Petete y una irreversible miopía.

Si yo fuera Borges, le haría algún poema en español, inglés, francés, italiano, portugués, telugu, chino cantonés, maorí, quechua y hasta sánscrito si es posible, y tal vez lo haga, pero no para ganar un concurso de literatura ni siquiera unos humildes juegos florales o sobornar emocionalmente a un buen amigo editor y conseguir que me lo publique, sino sólo para que usted sepa que, para empezar, me vuelve loco en diez o más idiomas y sus cientos de dialectos respectivos, jerga, replana, excesos, l’anver, al vesre y tecnicismos.

Como Benedetti sería mucho más sencillo, aunque no menos profundo.

Le gritaría directo y sin rodeos que qué bueno que se nos cruzó este puente y que qué recontra bueno que en él estamos montados todavía usted y yo, borrachos bochincheros, pensando nuestros pensamientos en voz alta, resolviendo los problemas del mundo y lanzando corchos de vino remojados y escupiendo sobre las cabezas de la gente.

Y le diría que puede contar conmigo, que qué jodido estoy y qué radiante al mismo tiempo, y que viceversa, pero por encima de todo, le diría que no se salve, que no se quede inmóvil, que por encima de todo, no se detenga en el camino, que no se ame sin sangre y que mantenga suspendido este segundo en que su voz me taladra como un surtidor de acordes, en la dirección que desee, hacia donde siempre o hacia donde nunca, que es el territorio inexplorado y equipaje que le ofrezco yo, convicto irremediable, reo perpetuo.

Pero como no soy Benedetti, mucho menos Borges, si no sólo un burócrata cualquiera que apenas sabe escribir remitente, destinatario, asunto, referencia, lugar y fecha, lo único que me ocurre es hacerle esta pequeña esquela …

Su esquina, 8 de marzo de 2008

Querida Helena,

Es sumamente grato dirigirme a usted con esta misiva en relación con los besos y abrazos que nos dimos el otro día en lo oscurito, aunque también con referencia a aquellos que jamás nos dimos pero que espero que sí nos demos alguna vez frente a todos y en lo clarito, a fin de solicitarle de la manera más respetuosa, circunspecta y educada, que tenga a bien evaluar la probabilidad, remota ya lo sé pero probabilidad después de todo, de que, si es posible, si así tiene usted a bien, si su familia y amigos se lo permiten y si no se lo permiten, si a usted -que cojones- le apetece, en fin, si se lo dicta el corazón, evaluar la viabilidad de que me sea favorable la fortuna y usted decida cruzar de una buena vez el puente, pero esta vez para este lado del camino, y acepte quedarse una temporada, una estación, dos o tres veranos o el resto de su vida -o de la mía-conmigo.

… Dios guarde a usted

(pero que no la guarde tanto que no pueda verla de vez en cuando ...)

lunes, 3 de marzo de 2008

El acuerdo del desacuerdo


Si piensan que les hablaré de Hillary y Obama, se equivocan.

Quiero hablarles de la democracia gringa y no de la que justifica portadas y titulares en CNN, sino de aquella que transcurre silenciosamente como líquido vital de un sistema que no lo podemos ver si no vivimos aquí y permanecemos abiertos, curiosos, ingenuos, fáciles de ser sorprendidos…

Muchas veces, los inmigrantes vemos sólo lo superficial –bueno o malo- de la sociedad que nos acoge. A mi tampoco me gusta la comida gringa, pues es simplemente intragable. Tampoco me gusta lo que hacen fuera de sus fronteras.

Pero no puedo decir lo mismo de su democracia, que no es perfecta pero está mucho más cerca del ideal que las nuestras.

Da gusto y les explicaré por qué.

Estamos en una democracia, ergo, tu opinión y tu derecho no cuentan

Hace unos años, un domingo por la noche después del cine, alrededor de las 11:30, dejaba en su casa de San Isidro a una amiga, cuando ella se percató que en el club que había frente a su casa se realizaba una fiesta muy ruidosa. Cuando respetuosamente pedimos al gerente del club que cesara el ruido, la respuesta de uno de los vigilantes fue que él "no entiendo por qué se quejan de la fiesta, ellos tienen derecho… en el Peru hay democracia".

En menos de un segundo, me quedó claro que, para este caballero, el límite entre el uso y el abuso –que siempre está allí donde comienza el derecho de prójimo- simplemente no existía.

El debate, ¿de qué hablan para oponerme?

Tiempo después, fui al cine a ver la película "The Great Debaters" o "Los polemistas" y salí encantado, no sólo por lo bien hecha que está sino sobretodo por las reflexiones que me produjo. La película trata sobre la historia de unos jóvenes estudiantes afroamericanos que dirigidos por un profesor (Denzel Washington) organizan un club de debates y participan exitosamente en cuanto debate se les presenta en escuelas y universidades negras de los Estados Unidos.

Estos debates son una práctica común en este país e, independientemente de que nos guste o no esa sociedad, son uno de los ingredientes principales de su democracia, también llamada pluralista, porque admite la discrepancia, incluso -aunque debería decir "sobretodo"- con el poderoso, como algo natural en sociedad. Por el contrario, nuestra dizque latinísima democracia republicana tiene más de republicana que de democracia, porque en ella la discrepancia –sobretodo con el que ostenta el poder- es considerado desleal, pérfido y hasta traición a la patria.

En Estados Unidos, las leyes, cuando son controversiales, son siempre sometidas al escrutinio público a través de audiencias públicas legislativas… pero… ¿qué fue lo que dije? ¿audiencia pública legislativa? ¿Estoy loco o me falta poco? ¿Cómo se come eso? Fácil, cada año, entre enero y marzo, el parlamento de cada Estado se reúne para discutir y votar proyectos de ley. De todas éstas, las más controversiales son abiertas al público, de tal manera que los ciudadanos que deseen pueden opinar frente a todos los parlamentarios y medios de prensa, lo que piensan de tal proyecto de ley. Por esos cabildos, verán ustedes desfilar desde líderes sociales, hasta oficiales de la policía y, claro, a mi buena amiga Rachel, y discrepar. A nadie se le prohíbe discrepar. Si después el proyecto de ley es aprobado y promulgado por el gobernador (que muchas veces los veta), todos la cumplen, incluso los que discreparon, porque lo hicieron conscientes de que la regla de la discrepancia va de la mano con el cumplimiento de la ley. Pues no es democracia sólo aquella que hace lo que a mi me gusta ni sólo aquella que elige una suerte de virrey contemporáneo cada 5 ó 6 años.

Y el tema es que dicho país no solamente existe una cultura de la discrepancia que es muy saludable y aceptada, sino que existen los mecanismos para que la divergencia no se quede sólo en desacuerdo.

Para muestra un botón. La comisaría de un condado de Georgia (Cobb) está siendo cuestionada en estos momentos por aplicar la ley haciendo diferencias raciales en contra la comunidad latina. Bueno pues, cuando todos pensábamos que se iba a salir con la suya, resulta que en este país existe algo que se llama la CALEA *, una comisión integrada por otras 4 asociaciones vinculadas a la seguridad pública, que tiene como meta, entre otras, establecer prácticas para el personal justas y no discriminantes y aumentar la confianza en la agencia de parte de la comunidad y de sus empleados.

Todas las comisarías de los EEUU tienen que renovar su licencia de funcionamiento cada cierto tiempo y esa licencia la renueva CALEA. Si un comisario y sus huestes actúan injustamente, pueden ser cuestionados por cualquier persona en una audiencia pública dirigida por CALEA. Y esto lo que le está ocurriendo al comisario de Cobb, quien –tal como comentan los diarios- es posible que no siga más en el puesto.

Este sistema no asegura que casos de abusos no vuelvan a ocurrir, pero es una magnífica válvula de escape que evita las crisis políticas y la institucionalización de la injusticia y el abuso y, muchas veces, mejorar paulatinamente el sistema.

Democracias coloniales
Esto, en un nuestros países, es simplemente imposible. Sería un sacrilegio. Y por eso los problemas, abusos e injusticias siempre conducen a crisis terribles que son, al fin y al cabo, la única manera de encontrar una solución que casi siempre cuesta sangre, sudor y lágrimas.

En nuestro sistema, todavía con demasiados rasgos coloniales, los funcionarios que reciben autoridad, inmediatamente la asimilan como un órgano vital y sienten que ellos, en si mismos, encarnan la autoridad. El cambio político y social, así, se hace difícil, lento y doloroso, sólo posible después de largas jornadas de protesta.

En todas partes se cuecen habas, es cierto, pero, como regla general, nuestros sistemas se acercan más a una gran olla de presión  herméticamente cerrada en donde de cuece un estofado cuyos ingredientes son altamente inflamables. El sistema gringo, por el contrario, se parece más una olla de cocción lenta, con la tapa semi-abierta, en donde los alimentos no pierden sus vitaminas y se conservan jugosos y nutritivos, y en donde siempre se pueden agregar nuevos condimentos.

Lo mejor de toda esta historia, es que este tipo de democracia está profundamente enraizada en los ciudadanos estadounidenses y no depende de la buena voluntad de un caudillo y la egoísta conveniencia de elites o masas anónimas, como casi siempre son nuestras democracias hispanas. Los ciudadanos de este país la practican cotidianamente y es tan común y silvestre como respirar. En suma, todos están de acuerdo en que "¡qué bueno es poder estar en desacuerdo!"

Y no, no me he transformado en un pro-yanqui. Simplemente, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

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*  The Commission on Accreditation for Law Enforcement Agencies, Inc., (CALEA®) 
http://www.calea.org/content/commission

Cholo soy... y no me compadezcas


Debo confesarlo. Son muchas las cosas que me enorgullecen de mi país. Pero hay una que me avergüenza profundamente: la discriminación racial.
Y por eso esto que van a leer, créanme, es algo histórico.
El Perú ha visto, por primera vez su historia, nacer una norma que sanciona la discriminación, ¿Dónde fue? No fue en el Congreso ni en ninguna ciudad en la que abundan los Magíster y PhD. No. Ha sido en Abancay, en la sierra, en el Abancaicito.
No añadiré nada. Los dejo en manos de Wilfredo. Lean ese artículo y siéntanse orgullosos de ser peruanos.
Cholo soy… y no me compadezcas.
Julio
Reflexiones Peruanas Nº 188
PRIMERA ORDENANZA MUNICIPAL CONTRA LA DISCRIMINACIÓN
Wilfredo Ardito Vega
Hace algunos meses, me escribió desde París una socióloga checa, que investigaba las políticas públicas contra la discriminación en América Latina.
-Quizás estoy buscando mal, porque en los portales de las instituciones estatales del Perú no encuentro ninguna información.
Yo tuve que explicarle que, lamentablemente, ninguna institución pública tenía como política enfrentar la discriminación, y que mas bien las razones de esa carencia serían un buen tema de investigación.
Mi explicación personal es que las autoridades, como la mayoría de peruanos, históricamente, percibían la discriminación como parte del orden natural de las cosas. "Para mucha gente, los indígenas simplemente no son personas", me decía hace unos días Vittoria Savio, que desde hace treinta años lucha para rescatar a niñas campesinas de la explotación que sufren en muchos hogares cusqueños.
En los últimos años, esta percepción ha empezado a cambiar: ya no parece natural que el destino de una persona discapacitada sea mendigar, que una escolar embarazada sea expulsada del colegio o que en una oficina pública los campesinos sean tratados con desprecio y prepotencia. Si hace unos años se negaba la existencia del racismo, ahora éste es aceptado como uno de los problemas más serios de nuestra sociedad.
A pesar de ello, ningún ministerio, gobierno regional o local habían dispuesto políticas contra la discriminación, destacando como valiosas y solitarias excepciones la campaña contra el racismo que lanzó la Municipalidad de Magdalena el año pasado y las sanciones a los locales discriminatorios establecidas en esta jurisducción y en San Miguel.
En ese contexto, confieso que, cuando Claire Reid, mi colega que trabaja en Abancay, me avisó que en la Municipalidad había interés por promover una Ordenanza contra la discriminación, yo estaba bastante escéptico, pero igualmente envié mis sugerencias. Seguía escéptico el miércoles pasado, cuando acudí con Claire a conversar con el Alcalde de Abancay, en su amplio despacho. Como muchos peruanos, mi fe en las promesas de los funcionarios públicos es muy endeble.
-¿Es usted brasileño? –me preguntó el Alcalde, cuando nos despedíamos.
Por un momento pensé que debería decirle que sí y que en Brasil, como en casi toda América del Sur, existen importantes políticas públicas contra la discriminación.
No fue necesario: al día siguiente estaba publicada la Ordenanza en El Chasqui, el periódico oficial de Apurímac. Por primera vez en el Perú, una Municipalidad haya prohibido la discriminación en todas sus formas y dispuesto una serie de medidas para erradicarla y sancionarla.
Desde el inicio, la nueva norma es importante, porque para calificar un acto discriminatorio no establece como requisito la "intención de discriminar", que es es muy difícil de probar. Siguiendo las diversas convenciones internacionales, establece que basta "el efecto discriminatorio".
La Ordenanza abanquina incluye además por primera vez en el Perú como causales prohibidas de discriminación la orientación sexual, la condición de salud y la actividad, que afecta especialmente a las trabajadoras del hogar. Establece que tampoco podrá haber discriminación por indocumentación, señalando que el DNI debe ser exigido para acreditar la identidad en algún trámite, pero no para impedir el acceso a instituciones públicas o privadas, lo cual sucede en el propio Congreso de la República y en algunas ONG desinformadas.
Se recalca la necesidad de erradicar la discriminación a quienes usan polleras y otras vestimentas tradicionales, porque en Abancay, como en otras ciudades de la sierra, resulta muy importante distinguirse de los campesinos. "Como no hay tanta diferencia física, se enfatiza la diferencia de vestimenta o educación" explica Vittoria. "Humillar al campesino es una forma de confirmar el propio status".
Por eso es importante que la Ordenanza señala que la Ley de Atención Preferente debe ser cumplida para todos: muchas veces se considera que los campesinos ancianos o discapacitados estuvieran más acostumbrados a sufrir (artículo 3, inciso c).
La Ordenanza dispone también que el manejo del quechua será requisito para trabajar en la Municipalidad y que se promoverá su aprendizaje por los empleados que lo desconocen. Coincidentemente, desde hace pocos años, el colegio Tarpurisunchis comenzó a enseñar quechua en Abancay y otros planteles están imitando este ejemplo.
La Ordenanza señala también que el personal que emplee expresiones discriminatorias será sancionado. En alguna localidad andina, a mí me ha tocado escuchar funcionarios que llamaban alpacas o monos a sus subordinados, debido a sus rasgos físicos.
La Municipalidad denunciará ante el Ministerio Público a los funcionarios que incurran en discriminación, para que sean sancionados según el artículo 323 del Código Penal, lo cual podría implicar una sanción de hasta 4 años de prisión.
La tarea que sigue para Abancay es la implementación de la norma. Para el resto de gobiernos locales y regionales del Perú, el reto es promulgar normas similares, de acuerdo a cada realidad. Al parecer, habría varios con serio interés al respecto.
Evidentemente, una Ordenanza no es una política pública, pero es el inicio. Compartir esta noticia con todos ustedes (y también con la socióloga checa), me ha hecho muy feliz.
MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE ABANCAY
ORDENANZA MUNICIPAL Nº 002-2008-A-MPA
ORDENANZA QUE PROHIBE LA DISCRIMINACIÓN EN TODOS SUS AMBITOS
ARTÍCULO PRIMERO: APROBAR LA PROHIBICIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN EN TODOS SUS ÁMBITOS en la Municipalidad Provincial de Abancay y las Municipalidades Distritales de su Jurisdicción en los siguientes términos:
DEFINICIÓN
a) Se denomina la "Discriminación" como la intención y/o efecto de excluir, tratar como inferior a una persona, o grupo de personas, sobre la base de su permanencia a un grupo social y que tiene como el objetivo disminuir sus oportunidades y opciones o anular o menoscabar el reconocimiento de sus derechos.
b) La discriminación es un problema social que debe ser enfrentado de manera integral y concertada por las instituciones estatales y organizaciones de la sociedad civil.
ARTÍCULO SEGUNDO: DE LOS MOTIVOS PROHIBIDOS DE DISCRIMINACIÓN
La Municipalidad Provincial de Abancay reconoce la igualdad entre los seres humanos y rechaza toda discriminación por razón de raza, sexo, religión, condición económica, clase social, posición política, indumentaria, orientación sexual, actividad, condición de salud, discapacidad, lugar de origen o residencia, edad, idioma o de cualquier otra índole.
Los documentos de identidad, DNI, serán exigidos solamente para la realización de trámites en los que se requiera acreditar la identidad de la persona, pero no para impedir el ingreso a las dependencias públicas o privadas.
En todas las dependencias públicas de la Municipalidad Provincial se pondrá especial atención para evitar la discriminación por indumentaria, que afecta a la población campesina y de origen indígena.
ARTÍCULO TERCERO: DE LAS ACCIONES AFIRMATIVAS
La Municipalidad Provincial de Abancay se compromete a:
a) PROMOVER la igualdad real entre los ciudadanos de la provincia de Abancay, lo cual implica establecer medidas concretas de corto y mediano plazo para atender a aquellas personas en condición de desigualdad.
b) IMPLEMENTAR políticas públicas que atiendan las necesidades de todas las personas sin discriminación, especialmente de los sectores históricamente excluidos como las mujeres, poblaciones indígenas y campesinas y personas con capacidades diferentes.
c) CUMPLIR con la Ley de Atención Preferente, para lograr que las personas con discapacidad, los adultos mayores y las madres gestantes no deban esperar para ser atendidas. Esta disposición se aplicará sin mayor distinción racial, étnica o por el lugar de origen.
La Municipalidad asume RECONOCER Y RESPALDAR a las personas y la cultura quechua, e incrementar su participación efectiva en la vida social, política y cultural de la Provincia.
En todas las dependencias de La Municipalidad Provincial, se contará con personal que hable el idioma quechua. Paulatinamente, se promoverá que éste sea un requisito para ser contratado y que los funcionarios y servidores públicos que no hablen este idioma puedan aprenderlo.
ARTÍCULO CUARTO: DE LAS SANCIONES
Cualquier autoridad municipal responsable de cometer u ordenar actos de discriminación será denunciada penalmente por violación del artículo 323º del Código Penal.
Queda prohibido el uso de expresiones discriminatorias por parte del personal de la Municipalidad Provincial de Abancay y las Municipalidades Distritales de la jurisdicción provincial, debiendo aplicarse medidas disciplinarias.
ARTÍCULO QUINTO: DEL ENFOQUE INTEGRAL
La No Discriminación se entenderá como un enfoque integral para todo el trabajo de la Municipalidad Provincial de Abancay y de las Municipalidades Distritales de la jurisdicción, incluyendo comprometerse a implementar el principio de la igualdad de género dentro de las municipalidades y sus dependencias.
La Municipalidad Provincial de Abancay llevará a cabo un plan de acciones concretas para enfrentar la discriminación en la Provincia y buscará apoyo de otras instituciones y organizaciones para implementarla de manera integral.
La Municipalidad Provincial de Abancay, mediante la Gerencia de Promoción Social y Desarrollo Económico Local, coordina y supervisa la ejecución de planes permanentes de capacitación para autoridades Provinciales y Distritales en temas de derechos humanos y la no discriminación.
La Municipalidad Provincial de Abancay se ocupará de DISPONER la publicación y difusión de la presente Ordenanza Municipal en la provincia, a través de la Unidad de Comunicación Social, para su conocimiento y fines consiguientes.
POR TANTO,
Mando se Registre, Publique y Cumpla
José Manuel Campos Céspedes, Alcalde de Abancay