lunes, 2 de octubre de 2017

¿Qué hacemos con las redes sociales?


El titular de El Comercio reza: "Crecen temores sobre el impacto de las redes sociales en la democracia". En un inicio, dice el artículo, "las plataformas como Twitter y Facebook eran vistas como herramientas de difusión de ideas democráticas, pero hoy levantan dudas sobre su capacidad de regular el contenido presente en ellas". Una verdad tan grande que no me ocuparé de desafiar pero sí de tratar de entender.

Las redes sociales han dado voz a quienes antes no la tenían
Y entre esas voces estás las de quienes cuestionan las "verdades" oficiales, dificultando el autoritarismo, pero también las de aquellos a quienes no les conviene la democracia o desean desestabilizar ciertas democracias, facilitándoles la manipulación de la verdad.  

Las redes han creado una democracia directa y de masa
Es decir que, por un lado, han empoderado a actores individuales (individuos super-empoderados) y, por otro, a movimientos no organizados o colectivos que, con el peso del número (tendencias) y la viralización pueden fácilmente cuestionar los pactos sociales y desestabilizar regímenes y "órdenes y jerarquías imaginadas"(Y. N. Harari en Sapiens). 

Actores disruptores más que constructores
Ambos, colectivos e individuos super-empoderados, actúan desde abajo creando una dinámica política para la cual la democracia representativa, diseñada para sociedades con una cantidad moderada de actores políticos que fungían de intermediarios, aún no tiene mecanismos ni instituciones. Son actores "disruptores" pero no "constructores", es decir, hábiles para desafiar las estructuras y el orden establecido o, simplemente, desarmar tendencias, afectar una marca, poner en entredicho la reputación de alguien, pero no para diseñar y consensuar nuevos pactos sociales (M. Friedman en Thank you for being late).

¿Cómo manejar esto en favor de la democracia?
¿Cómo? ¡¿Cómo?! Esta es la pregunta que me corroe. ¿Más control al estilo chino? ¿Más regulación al estilo del socialismo latinoamericano del siglo 21? ¿Más federalismo al estilo europeo? ¿Más micro-federalismo con doble mayoría al estilo suizo? Solo una cosa me queda clara: la democracia representativa no está preparada para esta nueva realidad. ¿O sí lo está?