domingo, 22 de abril de 2007

La masacre de Virginia


Hace algunas semanas hablaba con una peruana que, indignada, se quejaba de haber sido humillada y maltratada por un policía americano. La dama, luego de haber sido embestida en su auto por un camión, fue detenida, encarcelada y acusada de fuga del lugar de los hechos por este policía que no se tomó el trabajo de escuchar su inglés básico y descubrir que ella era la víctima y no la victimaria. Más allá de la cuota de discriminación racial y odio hacia los latinos que dicho agente mostró, lo más indignante para la dama fue que el policía la empujara contra el automóvil patrullero, le hiciera abrir las piernas, las registrara, le pusiera esposas y, en resumen, la tratara como una criminal peligrosa.

Varios días después, tocando el tema con otra peruana que conoce bien el país, ésta justificó la acción del policía diciendo que eso era absolutamente necesario porque muchas veces hay gente loca y muy peligrosa que puede reaccionar de manera muy violenta. Lo cierto fue que la referida señora no se dio a la fuga sino que persiguió al camión que se fugaba y fue ella quien llamó al 911, como después lo probó ante la Corte que terminó por darle la razón, aun cuando la humillación sufrida por la dama peruana subsistirá por siempre.

No obstante, el argumento de la peruana acerca de la peligrosidad de alguna gente loca y violenta, no dejaba de tener en sentido. En EEUU es más fácil comprar una pistola, dos pistolas y muchas municiones, que obtener una licencia de conducir. Siendo así, cualquiera puede tener un arma y el policía debe cuidar su vida y su integridad. Tiene sentido.

Pero hoy, cuando han pasado varios días desde la llamada Masacre de Virginia, estos hechos vuelven a mi mente y me preguntó si no hay una contradicción. Seung-Hui Cho era un demente y eso, según parece, lo sabían todos en el Virginia Tech. ¿Era la dama peruana más peligrosa que Seung-Hui Cho? No lo creo. Pero aún así, Seung-Hui Cho pudo comprar armas y municiones y pudo hacerlo porque el sistema legal y cultural de los EEUU se lo permitió. El derecho a tener armas es constitucional y sólo es posible privar a alguien de ese derecho si representa un peligro inminente para la vida o integridad de otra persona. Esto claro, no es una conclusión a la que haya llegado gratuitamente. No. Por el contrario, ha costado millones de dólares a las fábricas de armas que no desean perder el negocio ni ver reducidas sus ganancias y han pagado lobbies, abogados, publicidad, etc.

El derecho, sin embargo, en un país civilizado, funciona de otra manera. La ley protege bienes jurídicos, es decir, en orden de importancia, la vida humana, que está por encima de todos, y luego los demás, el derecho a la propiedad, etc, siempre en orden de importancia. Así, si ponemos de un lado de la balanza el derecho a tener armas y el derecho a tener ganancias de las compañías fabricantes de armas, y de otro el derecho a la vida, está muy claro de que lado se inclinaría la balanza, bueno, es decir, en cualquier sociedad civilizada. Penosamente, en los EEUU no es así, pues el sistema legal y judicial ha consagrado la superioridad del derecho de las personas a tener armas de fuego y de las compañías fabricantes de armas a tener ganancias, sobre la vida humana, consagrando con ello una cultura que me atrevería a llamar Gunman culture.

Todo esto, claro está, no explica el caso de la masacre de Virginia. Seung-Hui Cho era un demente, pero lamentablemente, el sistema legal y cultural de los EEUU no está preparado para controlar este tipo de personas. El alto grado desarrollo económico y social al que han llegado y que disfruto y admiro de alguna forma, está basado, lamentablemente, en algunos valores que no comparto y que varios amigos americanos tampoco comparten. Por ello, creo que, por el contrario, este sistema brinda las facilidades para mentes enfermas como la de Seung-Hui Cho cocinen su odio y cometan este tipo de barbaridades.

No soy un psiquiatra ni psicólogo. No puedo, por lo tanto, opinar sobre lo que ocurría en la mente enferma de Seung-Hui Cho. Pero sí puedo intentar algunas breves explicaciones sobre la atmósfera cultural que cooperaron con su conducta asesina.

De hecho yo puedo ver tres elementos más: materialismo, individualismo y aislamiento emocional.

Sobre el primero, materialismo, no creo que tenga que decir demasiado para probarlo. La sociedad americana está basada en el dinero (money based society) y todo gira alrededor de este valor básico. Mario Benedetti, el gran poeta uruguayo, ha logrado resumir en su poema “Ustedes y Nosotros” esta idea:

Ustedes cuando aman / exigen bienestar / una cama de cedro / y un colchón especial / nosotros cuando amamos / es fácil de arreglar / con sábanas qué bueno /sin sábanas da igual / ustedes cuando aman / calculan interés / y cuando se desaman calculan otra vez / nosotros cuando amamos / es como renacer / y si nos desamamos no la pasamos bien / ustedes cuando aman / son de otra magnitud / hay fotos chismes prensa / y el amor es un boom / nosotros cuando amamos / es un amor común / tan simple y tan sabroso / como tener salud / ustedes cuando aman / consultan el reloj / porque el tiempo que pierden / vale medio millón / nosotros cuando amamos / sin prisa y con fervor / gozamos y nos sale / barata la función / ustedes cuando aman / al analista van / él es quien dictamina / si lo hacen bien o mal / nosotros cuando amamos / sin tanta cortedad / el subconsciente piola / se pone a disfrutar / ustedes cuando aman / exigen bienestar / una cama de cedro / y un colchón especial / nosotros cuando amamos / es fácil de arreglar / con sábanas qué bueno / sin sábanas da igual.

El segundo elemento, el individualismo extremo, tampoco requiere mucha explicación, pero igual haremos alguna. El individualismo es una actitud que lleva a actuar y pensar de modo independiente con respecto a los demás y que da prioridad a los derechos del individuo frente a los derechos de la comunidad humana. Cuando este individualismo es extremo, tiene consecuencias terribles y más aún si es un individualismo materialista. Pero, ¿qué? ¿Acaso existe otro tipo de individualismo? Pues sí. He vivido en la India 5 años y he podido ver allí otro tipo de individualismo basado en la relación singular de cada ser humano con su Dios, ante quien es responsable. No es casualidad por ello que muchos occidentales se sientan atraídos por las religiones orientales, en particular por el hinduismo y el budismo en sus diferentes versiones. Cuando sienten que lo material no llena sus vidas, buscan una base no material para seguir viviendo pero sin dejar su individualismo. No me los imagino adoptando religiones colectivistas.

El tercero y último es el aislamiento emocional. Esto requiere un poquito más de explicación.

Cuando llegué a la India por vez primera, la primera pregunta que vino a mi cabeza fue: ¿Cómo puedo haber tanta gente junta?, y cuando llegué a Atlanta, mi primera pregunta fue: ¿Dónde están los seres humanos? No veía gente caminando por las calles. Con el tiempo descubrí que se encontraban consumiendo. Es decir, en los Malls, los restaurantes, los cafés, los bares y las discotecas. Alquilé un departamento en un complejo de 200 viviendas y mi experiencia de contacto humano en 6 meses fue la siguiente: sólo conocí a 1 de mis vecinos, una rubia alcohólica que vagaba solitaria por los pasillos, y sólo 2 veces pude ver niños jugando en el exterior de sus casas. Eso fue todo. Los americanos llaman a este grado de aislamiento físico, buena calidad de vida. Nadie sabe quien vive a lado y puedes morirte sin que nadie se entere, sino hasta el momento en que empiece a oler mal en los pasillos o, lo más seguro, hasta que la administración del complejo te envíe una carta amenazadora por no haber pagado la renta, luego de lo cual esperará algunas semanas para echarte a la calle.

El problema es que este aislamiento físico es al mismo tiempo aislamiento emocional. Una mente perturbada como la de Seung-Hui Cho, hubiera sido fácilmente controlable en un sistema menos individualista y menos materialista. Seung-Hui Cho era invisible y, entre otras razones, lo que hizo lo hizo para dejar de ser invisible. En otro sistema, hubiera sido el loquito de la habitación 66, que te grita, te insulta y hasta te hace reír. Hubiera sido enviado a un manicomio o algo. Pero no, ese afán típicamente americano de ser siempre políticamente correcto, les impide llamar loco al loco, y ni siquiera hablar de ello porque no está bien, es rudo.

El sistema lo hubiera absorbido, permitiéndole desfogar su frustración y su mente enferma en pequeñas cuotas semanales o mensuales, y hubiera encontrado algo mejor que hacer con su dinero, en lugar de comprar armas y asesinar personas, como salir por las calles y gritar a los que pasan por alli, y la gente al verlo pasar hubiera dicho "alli esta ese loco otra vez, jajaja".

Las sociedades materialistas y de extremo individualismo facilitan a las mentes perturbadas como Seung-Hui Cho, no solamente la atmósfera perfecta para hundirse sin remedio en el total aislamiento físico y emocional, e incubar su odio hacia otros seres humanos, sino que también facilita las herramientas para convertir ese odio en muerte.

Y todo porque el derecho a tener armas y ganancias en los EEUU es infinitamente superior a tu vida, a la de tus hijos y de tus padres, a la mía, a la de todos.

PD: hoy vivo en un complejo habitacional en donde cada tarde al llegar a casa, veo un grupo de niños y niñas, jugando futbol americano, soccer o softball, en un estilo politicamente y legalmente muy incorrecto, es decir, sobre la pista... y no saben cuanto lo disfruto.