domingo, 23 de septiembre de 2012

¿El símbolo es la experiencia?




En la política como en el amor, el símbolo no es la experiencia. Les voy a contar una anécdota. Ocurrió en una reunión de trabajo con periodistas de otros sectores y empezó con este diálogo:

Periodista: "Y entonces la conferencia de prensa se frustró por que el ministro canceló su participación a último minuto y sólo vino el viceministro. Tú sabes, por protocolo tuvimos que sentar al viceministro no en la mesa de honor sino junto con el resto del público, en primera fila claro, pero igual no se quedó muy contento ni tampoco estuvieron contentos los otros ministros."


Julio: - "Y qué tal salió la conferencia?"

Periodista: Pésima (lo dijo lamentándose)

Julio: "¿Y por qué no lo sentaron en la mesa principal?" 

Periodista: "¡Por el protocolo pues! ¡él era sólo un viceministro!

Julio: "Claro, pero entiendo que era el especialista y que venía representando al titular, ¿o no?

Periodista: "Sí, claro! Pero era sólo un viceministro! y el protocolo dice que..."

Julio: ¿Y por qué simplemente no rompieron el protocolo?" -pregunté.

Periodista:  "¿Ah? este... ¿verdad, no? 

Y esta breve charla me llevó a estas reflexiones.

Para mí el fin del protocolo es facilitar la comunicación creando un contexto de cortesía y respeto, es casi un tipo de lenguaje que acordamos usar para evitar las interpretaciones y los malentendidos y para poder hablar de los problemas importantes sin tener que estar preocupándonos por defendernos o fijar posiciones.

El  protocolo es la herramienta, un paquete de reglas y símbolos, que buscan facilitar y hacer efectiva y agradable la experiencia. 

Pero, el protocolo no es la experiencia. 

La experiencia es la relación humana, la calidez, la conexión, la cooperación, la solidaridad, la escucha, el entendimiento, la empatía, la compasíón... mientras que el protocolo es el símbolo... pero el símbolo no es la experiencia. 

Si prefiero el protocolo sobre la relación, estoy prefiriendo el símbolo y creyendo ilusamente que si tengo el símbolo, tendré la experiencia.

Mi vida, tu vida, la vida de todos está llena de ejemplos... 

El matrimonio es el símbolo del omor, pero no son lo mismo.

El amor es la experiencia. El matrimonio pretende representarlo pero generalmente no lo logra.

El sexo, siendo una experiencia, también la hemos transformado en un símbolo, el del amor...  y hasta le decimos "hacer el amor", pero sabemos bien que no son lo mismo.

El dinero y la fama son muchas veces símbolos de la felicidad, pero no son lo mismo y a Michael Jackson y otros les costó la vida no saberlo.

El estatus social es el símbolo del éxito, pero no son lo mismo. Nelson Mandela, Madre Teresa, Martin Luther King, Facundo Cabral y otros lo saben.

La iglesia es el símbolo de la espiritualidad pero los Borgia, la inquisición, la intolerancia, guerras religiosas y el Vaticano con su boato y lujo desmedido nos han mostrado que no es así.

Y así.... el símbolo es una creación mental, es pensamiento.... sí vivo enfocado en los símbolos, vivo negando la Vida... porque la Vida es experiencia.

¿Cómo vamos por la vida? 

¿Cuáles son esos símbolos a los que les dedicamos toneladas de nuestra energía vital y por los cuales desechamos la experiencia?

¿Y cuáles son esas experiencias que deberían ser vitales y que hemos transformado en símbolos de la experiencia suprema del arte de vivir que es el Amor.

¿Dónde más nos auto-boicoteamos y nos disparamos a los pies por vivir de espaldas a la vida y de cara a los símbolos?