sábado, 15 de septiembre de 2007

Balada del mal genio


A pedido de Julio...porque hay días en que cantar esta balada es lo mejor que podemos hacer.

Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.

Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.

Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.

Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.

Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta.

Mario Benedetti

...y tenga usted a bien presentarme.


Yo sólo quería hacerle llegar al dueño de este taller un par de quejas sobre el contenido de este blog, y no sé en que momento terminé siendo co-autor...o algo así. Dada la aclaración, y para que sepan, queridos lectores, como llegué aquí, sean pues estas líneas mi primera contribución a la canasta de quejas de este rincón.
Por otro lado, solicitó a usted, señor Álvarez, presentarme con todas las de la ley, y como la gente decente.
Quería quejas...pues ahí las tiene!

domingo, 9 de septiembre de 2007

Para Helena, no de Troya, pero Helena


Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo. (MB)

lunes, 3 de septiembre de 2007

Foreign films y El Cantante (la vida de Héctor Lavoe)



Hace unas semanas fui, con grandes ilusiones, a ver la película de Mark Anthony y Jennifer López sobre la vida de Héctor Lavoe "El Cantante".

¡Tenía que ser un boom! Millones de dólares invertidos y, según dicen, seis años de ardua investigación y trabajo duro. Pero, la verdad, terminé confundido.Y al salir de la sala de proyeción, sólo algo me quedó claro: que los supuestos seis de años de investigación y trabajo de JLo y M. Anthony no habían tenido el propósito de retratar la vida de Héctor Lavoe, si no simplemente hacer que la gente tenga a otra razón para recordarlos a ellos, por los siglos de los siglos, amén.

Narcisismo supremo. Vanidad sin límites.

De otra manera, no encuentro explicación a la pésima caracterización de Héctor Lavoe joven, allá en el año 1963, cuando tenía tal vez 17 ó 18 años.

¿Han visto las fotos de Héctor Lavoe a los 22 años? Tenía una cara de niño y no ese rostro avejentado, con patas de gallo y entradas de cabello en caída libre que presenta M. Anthony. Por favor! M. Anthony nació el 16 de septiembre de 1969 y tiene por ende 38 años. Se puede maquillar a alguien para que envejezca magicamente, pero no para quitarle 20 años!

Las comparaciones son odiosas, pero útiles. Busquemos una, por ejemplo, "Los hijos de Francisco", que es un retrato de la vida de los cantantes Zeze di Camargo y Luciano. Obra de arte, masterpiece. En ella, los personajes son caracterizados a través del tiempo por diferentes actores desde bebés recién nacidos hasta adolescentes y adultos. Y, por lo demás, la historia es tierna y cautivante desde el inicio.

Pero, claro, comparar el excelente cine brasileño con este exhabrupto holliwoodense puede ser hasta un abuso, así que mejor lo comparamos con otro filme de su misma especie: El más grande, la vida de Mohammed Ali, la primera película. En ésta, el Alí joven fue interpretado no por el Cassius Clay de entonces, sino por otro atleta, porque, como canta Pablo Milanés "... el tiempo pasa... nos vamos poniendo viejos...", porque el tiempo es implacable y pasa.

De alli que El Cantante sea una película muy aburrida, mal caracterizada y un fiasco que da la sensación de encontrarse de principio a fin con una historia plana en donde el tiempo no se
siente.

Esto, claro está, no fue casualidad. M. Anthony tenía que ser la estrella de principio a fin y nadie, mucho menos un actor joven, debía hacerle sombra. Era su película y había sido hecha, como dicen las mamachas paceñas, "con su plata" y para que M. Anthony brillara. No para retratar la vida de Hector Lavoe. En resumen, resultó un insulto al buen gusto y al más elemental sentido común.

Hay muchas otras críticas. De hecho, la película ha sido vapuleada y merecidamente. Pero yo sólo quería referirme a este detalle, entre otras razones, para que mis amigos americanos comprendan porque cada vez que entro a una tienda de alquiler de películas, voy directo como caballo de carrera, a la sección que dice "FOREIGN FILMS".



Atlanta, 2 de setiembre de 2007