viernes, 4 de octubre de 2019

¿Una crisis de madurez política?



Estamos en medio de una crisis. Sí. ¿Culpa de quién o qué? De una forma de hacer política en el Perú. De una manera de hacer política que nos impide salir de la parálisis. 

No es una crisis jurídica o legal solamente Es esencialmente política y guarda en su interior otras crisis, la de la corrupción y la de la mediocridad de la ex-mayoría del Congreso.

La disyuntiva entre sí la disolución del Congreso es legal o ilegal es importante y mucho, pero coexiste con otra de igual o mayor importancia: la Crisis política.

La Constitución, ley de leyes, es sobre todo un cuerpo de principios y normas que declara y garantiza nuestros derechos y ordena el funcionamiento del Estado. ¿Hay algo más político de nuestros derechos y la forma como funciona el Estado?

Entre otras herramientas nuestra Constitución prevé aquellas que se refieren al equilibrio de poderes: las del Congreso que son la censura y la vacancia presidencial; y las del ejecutivo que es fundamentalmente la cuestión de confianza y la disolución del Congreso. *Checks and balances* en inglés, pesos y contrapesos. Ingeniería constitucional.

*Checks and balances* en el sistema constitucional parlamentario es moneda de uso corriente. Y muestra, creo, la superioridad de ese sistema sobre el nuestro que es presidencial.

Así, la crisis parece ser jurídica pero no lo es, es política, ética e institucional.

Solo en el último mes, en Canadá y España se han disuelto los parlamentos y convocado a sendas elecciones legislativas para salir de la parálisis y el enfrentamiento. En estas realidades, el cargo de jefe de gobierno y el parlamento mismo vienen acompañados de una especie de fusible invisible que puede ser cambiado para evitar la parálisis y sus costos. Así, el jefe de gobierno puede ser reemplazado facilmente y el parlamento puede ser disuelto.

*Checks and balances*. No hay golpistas ni contra golpistas.Es parte del juego político democrático.

Las diferencias entre un sistema y otro pueden ser explicadas con la metáfora de la Olla a presión y la Olla de cocción lenta.

Nuestro sistema, republicano-presidencial, es como una olla a presión, mientras que el anglosajón, pluralista-parlamentario, es como una olla de cocción lenta.

En el sistema “de cocción lenta” , los ingredientes iniciales son eso, iniciales. Si el sabor de la comida no resulta lo que queremos, o está muy picante o se nos pasó de sal, siempre podemos abrirla sin mayor drama y cambiar los ingredientes (léase autoridades).

En el sistema “a presión”, todo se agota en un solo intento. Se eligen autoridades y éstas deben terminar su período, así el país se vaya al hoyo. Es decir, una vez puestos los ingredientes dentro de la olla, esta se cierra y no se abre más. No se puede cambiar los ingredientes ni nada. Y sí la abres, ya sabes lo que pasa. ¡Cataclismo!

Pero ¿dónde está realmente la diferencia? ¿En qué radica?

Es un problema, creo yo, de cultura política. La nuestra tiene ingredientes autoritarios y republicanos. La de ellos es pluralista y admite la disidencia como parte del juego político. Nosotros no.

Si la psique política de la sociedad peruana fuese comparada con la de un individuo, sería un niño de 6 años, caprichoso, hijo único y malcriado. 

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Por el contrario, la psique política de la sociedad canadiense sería la de un adulto maduro que ha hecho bastante psicoterapia.

Escucho a Jaime Baily decir lo mismo que muchos amigos: me molesta que haya corrupción y el Congreso es mediocre y ha blindado corruptos, pero no está bien haberlo disuelto porque el pueblo peruano está traumatizado con eso de cerrar parlamentos.

¿Está traumatizado? Pues bien, ¿cuál es el problema?

Vayamos curando los traumas. Y aprendiendo a vivir como adultos. Que las herramientas constitucionales del *checks and balances* están allí para ser usadas. Bien dicen los psicólogos que la única manera de curar una fobia es atravesando tu miedo, haciendo eso que te causa miedo, primero un poquito y luego otro poquito, dando pasos de bebé.

Le haría mucho bien a la sociedad peruana aprender a convivir con el uso de las herramientas de pesos y contrapesos.

Por eso digo que esta no es una crisis jurídica sino política. Es una crisis de madurez. De madurez política. De cultura política. De madurez emocional.

Por eso me agrada que, en el pulseo entre Ejecutivo y Legislativo, no vayan ganando los Fujimori, Becerril, los Bartra, los Beteta, los Mulder, los Mamani, los Ramírez, etc.

Solo piensa en la sociedad peruana como en una niña de 6 años que acaba de salir de la fase de la identidad y entrar a la de la competencia. (*)  Acaba de empezar la primaria.. Es tu hija (o).

¿A cuál de ellos confiarías su educación intelectual y emocional?

***
(*) En la teoría del imago, las fases del proceso de desarrollo y socialización son: de 0 a 2 años el apego; de 2 a 4 la exploración; de 4 a 6 la identidad; de 6 a 8 la competencia; de 8 a 12 el *Concern* o empatía e identificación con el grupo social y de 12 a 18 la intimidad.



viernes, 23 de agosto de 2019

Los taxis de Medellín


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Eran tres taxis amarillos estacionados uno detrás de otro. Me acerqué a la ventanilla del que estaba delante. La lógica me decía que tenía la prioridad.

-    Buenos días, le dije, ¿me puede llevar, por favor, al aeropuerto?

    Lo siento, amigo, respondió, le toca al colega que está detrás. Yo llegué después y me le coloqué delante. Dígale a él.

Esta conducta, impensable en la jungla de Lima (y el Perú) donde los taxistas se arrancan los pasajeros a tirones, me dejó perplejo. No es necesario estar en el primer mundo para encontrar en América del Sur una ciudad con gente que actúa de manera tan correcta y civilizada, pensé.

-     Buenos días, le dije al segundo taxista, ¿me lleva al aeropuerto?

-     ¿Al aeropuerto? Respondió y miró su reloj.

-     Sí.

No puedo, amigo, he quedado con una clienta en media hora y no voy a llegar a tiempo.

Y dicho esto, salió del vehículo, se acercó a la ventanilla del primer taxista y le dijo:

-     Amigo, llévelo usted no más. No hay problema.

-     ¿Ah? Está bien, con su permiso, sí, le respondió el primero

Sentí vergüenza y empecé a darme cuenta de lo pacífico que puede ser el tráfico en Medellín aun en hora pico. El respeto por el peatón y por las señales de tránsito. Y sentí envidia. De las dos: sana e insana.

Medellín es una ciudad que tiene una población de casi 4 millones de personas incluyendo el áreas metropolitana ubicada en una zona montañosa que hace que el factor geográfico  haga las cosas difíciles. A diferencia de Lima, que tiene una geografía plana de cara al mar, Paisalandia (a los de Medelín se les llama "paisas") tiene un sistema de transporte público masivo excelente, léase, varias líneas de metro, buses, buses alimentadores, tranvía y teleférico que une las partes altas con las líneas de metro. Pero, de eso hablaremos en otra nota.

El caso es que los centros comerciales y áreas de afluencia de público están rodeadas de extensas zonas para el estacionamiento temporal de taxis, en donde los pasajeros pueden abordarlos ordenadamente. Por ejemplo, en una de sus gigantescas estaciones de buses interprovinciales, la del norte. Y sí, leyeron bien: una de sus estaciones, una entre otras, una sola que está dotada de todo tipo de servicios y que, hay que decirlo, es infinitamente mejor que la mayoría de aeropuertos en el Perú.

Uber y Cabify, los taxis por aplicativos, existen, sí. Pero están fuera de la ley. Prohibidos, pues generan caos y descontrol. Así que trabajan subterráneamente y forman parte, por decirlo de alguna manera, del mercado negro de taxis. Pero aun así, no se sienten. Yo me enteré de esto porque, ignorante de la prohibición, tomé un Uber y el chofer me obligó a sentarme en el asiento del copiloto. Es que, como estamos prohibidos, nos ponen multa, me explicó.

¿Cómo hicieron los paisas para lograr esto? Pensé. ¿Cómo?

¿Qué clase de alcaldes y presidente hemos y tenido para que Lima en (la horrible), su tráfico sea un caos y sus choferes de taxi, la mayoría de veces, tan agresivos y desagradables?

¿Será que la culpa es nuestra? pienso. Los limeños elegimos 3 veces a Luis Castañeda, por ejemplo. Y estuvimos a punto de elegir a Keiko. 

Ah,caray. sí pues, me digo y, por ahora, me recojo.

sábado, 10 de agosto de 2019

"Medio sol amarillo" o los recuerdos de tu infancia




Medio sol amarillo es una de las mejores novelas de Chimamanda Ngozi Adichie y a mi me trae recuerdos de la infancia y la adolescencia.

Cuando éramos niños o adolescentes se nos prohibía dejar comida en el plato porque "ya quisieran los niños del África comer lo que tú comes". Los "niños del África", sin embargo, no eran todos sino solo los de Biafra. Pero nosotros no lo sabíamos,

Un poco más grandes, a los peruanos, siempre tan irreverentes y poco políticamente correctos, se nos dió por apodar "Biafra" a todo aquel que estuviera bajo se peso. "Estás Biafra", le decíamos. La chapa, producto de la creatividad urbana limeña siempre tan poco compasiva, se popularizó.

Eran los años 60 y principios de los 70 cuando acabó la guerra. Pero el apodo lo seguíamos usando hasta bien entrados los 80. Y tal vez fue nuestra propia violencia interna la que nos la quitó de la boca.

La imagen puede contener: una o varias personas y exterior

Chimamanda, con esta novela, Medio sol amarillo, Nos cuenta la historia de Ugwu, Olanna y Richard, todos ellos atrapados en las turbulencias de la época.

El título de la obra, "Medio sol amarillo" fue el símbolo que aparecía en la bandera de Biafra, un icono que conjuraba un nuevo amanecer para ese país que se quedó en nada. Biafra duró únicamente tres años, fue reconocido solo por cinco países, perdió la guerra y volvió a Nigeria.

Sobre la autora

"Chimamanda Ngozi Adichie, escritora nigeriana radicada en Estados Unidos, autora de “Querida Ijeawele”, “La flor púrpura”, “Medio sol amarillo”, entre otros libros, es ampliamente conocida en el mundo del feminismo. Ella, dicen los críticos, logra transmitir lo obvio de nuestra cultura de una forma más obvia aún, sobre todo en su hermoso ensayo “Todos deberíamos ser feministas”.


Lo que más cautiva de su estilo es que enfoca las desigualdades de género en lo que vivimos a diario, en los detalles de los que nadie habla, pero que todos experimentamos; en lo que nos pasa frente a la nariz y pocos vemos. Es como el feminismo de las pequeñas cosas, que no por pequeñas son menos importantes que las grandilocuentes pruebas de la existencia del machismo."

Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/10/05/59d52c2aca474180208b464f.html

Por qué busco este género de novelas

Me gusta viajar y creo en viajar como un acto político y de rebeldía.

Mis pies han pisado todos los continentes pero no cada rincón de cada continente lo que me hace sentir que me falta tanto por conocer. Pero como no soy rico y tengo que ganarme el pan diario como la mayoría de ustedes permaneciendo la mayor parte del tiempo en un solo lugar, leo novelas de este género. Porque me acercan a esos eventos que, por la inexorabilidad del tiempo o el espacio, no puedo ver con mis propios ojos.

Club de lectura

Estoy empezando a leer esta novela.. Me pregunto si alguien quisiera leerla también y comentar o hayas reunirnos para comentar sobre ella alguna vez. Podría crear un grupo si hay quórum. Bueno, me hacen saber.

La lógica de "a la ganadita"





Lo tengo que decir. Porque me ocurrió otra vez en este pequeño café, Degusta. Y por eso tengo que decir que ¡Estoy hasta el cogote del nefasto hábito peruano de interrumpir la conversación que uno tiene con, por ejemplo, una vendedora (de lo que sea)!
Ocurre siempre así: estoy haciendo mi pedido o pagando y la vendedora está concentrada en lo que le digo. Entonces viene un idiota (o una) y levantando la voz sobre la de uno, pregunta "¿Tiene de esto o aquello?" O " ¿Cuánto cuesta esto o aquello?" O algo por el estilo. Ocurre en la bodega, en el banco, en el supermercado, en todos lados. y lo hacen todos, gente con dinero y sin dinero, gente de piel clara y de piel oscura.
¿Es que son ciegos o tarados? ¿Acaso no pueden ver que uno está haciendo uso de su turno? ¿Que ese minuto es mi minuto? ¿Que la vendedora necesita entender bien lo que deseo? ¿Que ese momento es mi momento y no el suyo?
Como si tamaño atropello fuera poco, sí la vendedora no responde o yo le digo "disculpa, me está atendiendo a mí", el tarado (a) se ofende.
Esta misma lógica ocurre en el TRÁGICO vehicular (perdón quise decir "tráfico"), en las calles al tomar Bus o taxi, y en el caso de las invasiones. Yo la llamo "Lógica de la GANADITA". Porque no se respeta órden alguno sino que gana el más pendejo. Y porque ganadita viene de GANADO, según la RAE: conjunto de BESTIAS que se apacientan y andan juntas. Ganado ovino,cabrío, vacuno.
Entendamos de una vez que hacerlo es un atropello, una falta de respeto y una muestra de ignorancia y egocentrismo tóxico.
PD: disculpen el exhabrupto.

martes, 4 de junio de 2019

El limeño-masa

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Estás en los pasillos del supermercado y una joven mujer que quiere pasar te ordena “permiso”. Vas a la estación de buses del Metropolitano y un joven estudiante que quiera llegar a tomar el bus que se acerca te ordena “permiso”.

Así es en Lima, piensas, pocos dicen "por favor" o "disculpe". Solo "permiso", así en tiempo imperativo, algo así como "hazte a un lado".

Subes al ascensor y contigo una persona joven. No saluda. Entonces, tú y te responde con un "mmm, buen...s". 

De vuelta en el supermercado, ya con tus productos, te acercas a la banda de la caja y pones uno los artículos. Un hombre, quien tiene todo el espacio para él solo, se acerca a pocos centímetros de ti y coloca sus productos. ¿Por qué se acerca tanto si tiene tanto espacio? Te sientes invadido.

Caminas por la acera y un adulto te pregunta, sin previo saludo ni un por favor, “¿dónde está la Avenida Pardo?”. Te toma por sorpresa y “por acá”, respondes. “Ya” te dice. Y se va 

Así es en Lima, piensas. Pocos te dicen "gracias".

Te viene a la mente la frase de no sabes bien qué personaje peruano, esa frase que, 50 años atrás o más, pretendía describir a los limeños y que, antes de saberla, descubriste en tus carnes, algo así como que en el Perú la gente no hace contacto visual y cuando lo hace, lo hace para agredirte.

¿Te ha pasado? ¿Te suena? ¿Te reconoces o reconoces a alguien?

¿Cada uno de estos personajes es descortés? ¿Mal educado? Tal vez.

Para Norberto Chaves, en “Ser pos-moderno: dilemas culturales del capitalismo financiero”, no. Para él es algo mucho más grave. Es el “individuo-masa”.


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El “individuo-masa” (“limeño-masa”, para ser más exactos), es un tipo de ser humano hijo de la sociedad de consumo, vástago de la sociedad  estandarizada, producto de la sociedad con vínculos débiles o sin vínculos.

El “limeño-masa”, aquel que es idéntico a todos los demás pero que, lo más grave, no reconoce la presencia del otro. Lo omite. No tiene semejantes. Carece de prójimo.

Te preguntas entonces, entre el limeño-masa y la costumbre esa de mirar solo para agredir, ¿qué debo esperar? ¿Qué tiene que ver una con la otra?

Que curiosidad más grande siento.

***

Esto recién empieza. Ya compartiré con ustedes otros hallazgos de esta estupenda lectura.

La cuestión de confianza: Blume se equivoca

Ernesto Blume


"El presidente no puede imponer el contenido de la reforma" dice.
Sí es así, ¿Qué sentido tendría presentar una iniciativa sujeta a cuestión de confianza si dicha iniciativa no tiene contenido? Sí el Congreso puede "otorgar" una cuestión de confianza y luego legislar como le parezca, ¿Qué sentido tiene la cuestión de confianza? ¿No terminaría convertida en un trámite burocrático?
Seamos claros: la cuestion de confianza tiene dos elementos, uno objetivo y otro subjetivo.
El elemento objetivo es la "cuestión", que no es otra cosa que el nombre del acto de gobierno que se da en la relación con el legislativo. Del mismo modo que en una asamblea se puede pedir una "cuestión de orden", ante la cual se deberá revisar cual es el sentido de ese "orden".
Pero ahora, digamos que el presidente de la asamblea acepta la cuestión de orden pero luego hace todo lo contrario, ¿No es eso un rechazo a la cuestión de orden? ¿se imaginan una asamblea que aceptara la cuestión de orden propuesta por un socio y luego hiciera todo lo contrario?
El segundo elemento, el subjetivo, es la "confianza" y está en el ADN de la propuesta o iniciativa presidencial por lo que no se puede desvincular el contenido de la iniciativa (la reforma) de la "cuestión de confianza" sin caer en una violación de la Constitución.
Del mismo modo que en una cuestión de orden lo importante es el contenido del "orden" que se invoca, en una cuestión de confianza lo central es el contenido de la iniciativa para la que se pide la confianza.
La confianza, que es un juicio de valor, a su vez, tiene dos elementos: uno moral y otro cognitivo. El moral se refiere a sí confío o no en las buenas intenciones del otro; mientras que el cognitivo a si confío en tu capacidad para gobernar y en la propuesta que me planteas.
Por eso la cuestión de confianza tiene tanta relevancia y es un recurso excepcional. Mediante este, el presidente pregunta al Congreso: ¿Confias en que este gobierno tiene buenas intenciones, capacidad para hacer una buena reforma política y que está propuesta que te plantea es buena? ¿Sí o No?
Al Congreso le corresponde emitir un Juicio de Valor: Sí o No. Sí apruebo tú iniciativa, digo Sí. Y si no la apruebo, me quedo en silencio, no hago nada, la rechazo o la modifico sustancialmente.
Por eso y más Blume no solo se equivoca sino que adelanta opinión y pone la carga de la responsabilidad de la crisis en la actitud proactiva del ejecutivo dejando limpio de polvo y paja los blindajes, los archivamientos y el boicot organizado del Congreso a la reforma.
Blume también dice que el presidente no puede observar la ley de reforma constitucional que apruebe el Congreso. Es verdad. Pero esto es otra cosa que no esta ligada a la cuestión de confianza. Así, si el Congreso aprueba una reforma que ignora la esencia de la iniciativa presidencial, el presidente, sin observar la ley, está facultado para considerar que la confianza ha sido negada y disolver el Congreso.
Blume, moralmente, ha dejado de ser presidente del Tibunal Constitucional para pasar a ser un actor político con agenda clara.