martes, 4 de junio de 2019

El limeño-masa

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Estás en los pasillos del supermercado y una joven mujer que quiere pasar te ordena “permiso”. Vas a la estación de buses del Metropolitano y un joven estudiante que quiera llegar a tomar el bus que se acerca te ordena “permiso”.

Así es en Lima, piensas, pocos dicen "por favor" o "disculpe". Solo "permiso", así en tiempo imperativo, algo así como "hazte a un lado".

Subes al ascensor y contigo una persona joven. No saluda. Entonces, tú y te responde con un "mmm, buen...s". 

De vuelta en el supermercado, ya con tus productos, te acercas a la banda de la caja y pones uno los artículos. Un hombre, quien tiene todo el espacio para él solo, se acerca a pocos centímetros de ti y coloca sus productos. ¿Por qué se acerca tanto si tiene tanto espacio? Te sientes invadido.

Caminas por la acera y un adulto te pregunta, sin previo saludo ni un por favor, “¿dónde está la Avenida Pardo?”. Te toma por sorpresa y “por acá”, respondes. “Ya” te dice. Y se va 

Así es en Lima, piensas. Pocos te dicen "gracias".

Te viene a la mente la frase de no sabes bien qué personaje peruano, esa frase que, 50 años atrás o más, pretendía describir a los limeños y que, antes de saberla, descubriste en tus carnes, algo así como que en el Perú la gente no hace contacto visual y cuando lo hace, lo hace para agredirte.

¿Te ha pasado? ¿Te suena? ¿Te reconoces o reconoces a alguien?

¿Cada uno de estos personajes es descortés? ¿Mal educado? Tal vez.

Para Norberto Chaves, en “Ser pos-moderno: dilemas culturales del capitalismo financiero”, no. Para él es algo mucho más grave. Es el “individuo-masa”.


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El “individuo-masa” (“limeño-masa”, para ser más exactos), es un tipo de ser humano hijo de la sociedad de consumo, vástago de la sociedad  estandarizada, producto de la sociedad con vínculos débiles o sin vínculos.

El “limeño-masa”, aquel que es idéntico a todos los demás pero que, lo más grave, no reconoce la presencia del otro. Lo omite. No tiene semejantes. Carece de prójimo.

Te preguntas entonces, entre el limeño-masa y la costumbre esa de mirar solo para agredir, ¿qué debo esperar? ¿Qué tiene que ver una con la otra?

Que curiosidad más grande siento.

***

Esto recién empieza. Ya compartiré con ustedes otros hallazgos de esta estupenda lectura.

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