viernes, 1 de febrero de 2013

Manejar un Ipad es más fácil que montar bicicleta



“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”. (Alvin Toffler)

“La tecnología no debería hacer más difícil el trabajo del funcionario y aumenta el riesgo de equivocarme” es una frase que escucho a menudo entre quienes tienen ya un buen número de años trabajando para el Estado. Y aparece, casi siempre, cuando la organización introduce un cambio tecnológico que requiere que los funcionarios desaprendan la forma cómo han venido haciendo las cosas y aprendan una manera nueva de realizarlas.

Esta frase, que bien podría ser traducida como incapacidad de desaprender (“no debo abandonar lo que ya aprendí, lo único que tengo que hacer es acomodar mi nuevo aprendizaje a lo que ya sé y domino") es lo que en el mundo del coaching ontológico llamamos un “enemigo del aprendizaje”, es decir, una actitud, conducta o frase que nos impide aprender algo nuevo y que nos da la perfecta justificación para no salir de donde estamos, aún a costa de nuestro propio bienestar.

Los enemigos del aprendizaje se esconden en frases como, por ejemplo,"no soy bueno o no sirvo para aprender esto", "esto ya lo sé, son otros lo que tienen que aprenderlo", "lo que sé, es todo lo que debo de saber", etc. y otras más que pueden ser vistas aquí.

La tecnología, en todo caso, sí debería hacer más fácil para el funcionario realizar sus tareas cotidianas, siempre y cuando se obtengan los mismos resultados. Pero, si con la nueva tecnología obtenemos resultados nuevos, mejores e impensables (como el video chat) y ahorramos tiempo, espacio, esfuerzo, dinero y otros costos, bien vale una etapa de aprendizaje por dura que sea.

Los que se aferran a la frase “la tecnología no debería hacer más difícil el trabajo del funcionario y aumenta el riesgo de equivocarme” han olvidado que, cuando eran niños, pasaron por momentos así muchas veces y salieron triunfantes. Han olvidado que son ganadores.

¿Te imaginas regalarle a tu hijo de 3 años, experto en conducir andadores, un hermoso triciclo y que lo rechace argumentando que “ese triciclo tiene una tecnología que hace difícil conducirlo y aumenta el riesgo de choques con las rejas del jardín y los muebles de la sala”?

Y 5 años más tarde, ¿te imaginas regalarle a tu mismo hijo, ahora de 8 años, una hermosa bicicleta montañera de 12 velocidades, frenos de poder, asiento regulable y amortiguadores y que el niño, experto en manejar triciclos, la rechace argumentando que “esa bicicleta tiene una tecnología que hace difícil manejarla y aumenta el riesgo de caídas, patinadas y enredos de mi pantalón en la cadena”?

Con la nueva tecnología que aparece y se posiciona en nuestra vida laboral ocurre lo mismo que con el niño, el triciclo y la bicicleta. Es cuestión de desaprender para aprender.

Imagínate, yo conozco un niño de tres años que maneja un iPad y que aún no ha "upgradeado" de triciclo a bicicleta. Y otro de 10 que tiene el iPad en la bicicleta.

Pero ¿qué hay contigo? ¿Te subes a todas las “bicicletas” que te ponen enfrente? ¿o todavía vives en la era del andador y el triciclo?

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