lunes, 12 de mayo de 2008

Fe de Erratas

Anoche tuve una de esas alucinaciones que quince días de excesos y reencuentros empezaron a producir en mí y de las que me he habituado a despertar a voluntad hasta hacerme maestro en el arte de la manipulación de ensueños y quimeras. Pensé que había sido un sueño, pero la visión volvió a presentarse esta mañana, domingo exactamente a las 10, cuando, todavía sin acabar de abrir los ojos, me encontré sentado en el banquillo de acusados enfrentando un juicio por quebrantamiento de ilusiones, reproducción no autorizada de utopías, calco impune de fantasías y auto-adjudicación inmerecida de imaginaciones...

Luego de un corto pero intenso intercambio de miradas y advertencias, el ángel se fue. Murmuró nombre y apellido y se fue. No tengo pruebas de ello, salvo esta fotografía que encontré en la red y que juro se parece mucho a su silueta cuando, atravesando el horizonte, se marchaba.

Prometió volver...

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