jueves, 17 de diciembre de 2015

El octavo ensayo de Aldo Mariátegui





... la "izquierda es (era o debería ser) la política que apela a la ética y que rechaza la injusticia (...) es altruismo, es hacer bien a los demás, mientras que la derecha es egoísmo, es atender el bien de uno mismo. (...) De entrada, la izquierda tiene unas credenciales ganadoras: es virtuosa y persigue el bien.  Y también, de entrada, la derecha se defiende mal: no se ocupa de virtudes y atiende solo sus asuntos. Pero también a esos efectos se da una contraindicación. Puesto que la derecha no apela a ninguna moralidad, no está expuesta a la quiebra moral. Por el contrario, quien alardea de moralidad, perece de inmoralidad (...) A día de hoy, la izquierda sigue siendo moralmente genuina por lo que respecta a quienes creen en ella y a sus activistas de base, pero en su mayoría es moralmente hipócrita en sus vértices. Digámoslo así: si el poder corrompe un poco a todo el mundo, a quién más corrompe es a la izquierda cuando llega al poder" (Mariátegui, Aldo. Sartori, Giovanni. La democracia en 30 lecciones. De Bolsillo, México, Mayo de 2015).
Aquí les dejo una pequeña reseña del Octavo de ensayo de Aldo Mariátegui (Lima, 2015, 1era edición) 

Para mi, el libro tiene fortalezas y debilidades. 

Las fortalezas
La primera es que es un libro emotivo, de principio a fin. Y captura la atención desde el inicio. El autor empieza confesando que odia a la izquierda y las razones de esa animadversión. Simple y directo. Confiesa su subjetividad, por lo que las críticas no podrán ir por el lado de la "falta de objetividad" (después de todo, en política la objetividad no existe).

Esta contraportada es faltosa... ¿no creen?
Me atrevo a decir que Aldo M. viene consiguiendo su objetivo con creces. ¿Cuál es su objetivo? "vacunar a los jóvenes..." contra lo que él considera es un virus... "el pensamiento rojo". De hecho, el libro no está dirigido a los politólogos o expertos sino a esos jóvenes... y fue el libro más vendido en la Feria Ricardo Palma 2015) Claro que la vacuna puede resultar peor que la enfermedad, pero, desde un enfoque de comunicación, punto para Aldo.

Aldo fundamenta su tesis en experiencias que, a mi parecer, difícilmente admiten interpretaciones distintas de igual contundencia: por ejemplo: el papel del SUTEP en el descalabro del sistema peruano de educación pública; y la "minifundización" del agro.

También se refiere al silencio de importantes actores políticos de izquierda frente a la violencia senderista (que me hace recordar al silencio y evasivas de Verónica Mendoza frente a las prácticas del régimen venezolano); el modelo económico "realmente existente" que resultó un fracaso (¿podríamos fundamentar lo contrario?); la incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace por parte de muchos actores políticos de izquierda (luchas intestinas, el "apuñalamiento" mutuo, los afanes personalistas que aún hoy le hacen daño); y dogmatismos sectarios (¿alguna vez estuvo realmente unida la "Izquierda Unida"?); y otras por el estilo.

Y, ¿saben qué?, aún no he leído una crítica sustancial al libro, al menos no alguna que no caiga en lo mismo que se le critica a Aldo. 

Creo que la fuerza y el éxito (hasta ahora) del "Octavo Ensayo" radica precisamente la "simpleza" y el análisis de la condición humana (imperfección, incoherencia, arrogancia, dogmatismo, sectarismo, etc.) en la experiencia de la izquierda peruana. Y, de alguna manera, dice lo mismo que Giovanni Sartori, solo que con ejemplos.

¿Hay mucho de injusticia y sesgo en sus páginas?

Sí, Lo hay. Aunque hasta ahora las reacciones han sido tibias, las críticas parecen decir: "No hay que darle importancia", como si fuese mejor minimizar el libro que rebatirlo, como si esperaran que pase al olvido. Pero tengo malas noticias: la primera edición se agotó en menos de 2 meses y ya está saliendo la segunda edición...

Las debilidades

Son tres. 

La primera es dividir la historia entre malos (la izquierda) y los buenos (todos los demás), entre víctimarios (el "rojerío") y las víctimas (él, y todos los peruanos "no rojos"). 

La segunda, ignorar escandalosamente los logros en favor de la sociedad peruana por parte de los movimientos de izquierda, dándolos por sentados, como que existieron siempre, que estaban allí y nadie se ocupó de conseguirlos. 

Y la última, dar por sentado que la izquierda tuvo tanto pero tanto poder que pudo hacer todo lo que Mariátegui le endilga, ignorando el hecho que la política se da a través de relaciones entre actores.

En conclusión...

Es un libro provocador, apasionado, "atarantador", de bronca de esquina, de pleito de callejón.  Y sea porque lo lees "para fortaceler mi anti-izquierdismo", o "para conocer cómo piensa la derecha bruta y achorada", o como yo, para informarte, vale la pena leerlo.

Te caiga bien o mal el tal "Alditus", el Octavo Ensayo es un libro que debes leer. Y hazlo armado de una dosis grande de buen humor, un par de buenos guantes aislantes (para evitar el veneno que chorrea de sus páginas) y un antídoto contra mordedura de cascabel... aunque, claro, nada te garantiza que seguirás en este mundo al llegar a la frase final: "La izquierda local es (...) una tragedia y una maldición.). 

Si sobrevives, es probable que luego vayas por allí medio aturdido y respirando con dificultad, diciéndote a ti mismo que, en algunos pasajes del libro, "el autor escribe piedras" y que, en otras, "... Alditus tiene razón".

1 comentario:

  1. Pienso diferente, eso de odiar a la izquierda y pensar que la derecha es la salvación, eso de encasillarse en una u otra no tiene sentido.
    Estados Unidos es un país con gobierno de derecha y tiene muchos programas sociales.
    Se debe buscar un sistema que simplemente vele por el beneficio del pueblo peruano, un gobierno en donde haya transparencia, eficiencia y honestidad. Eso es posible.
    Eso de polarizar a los peruanos es simplemente intolerancia.
    Hay tanta intolerancia que no permite a los miembros del Congreso concertar por el bien del país.

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