martes, 25 de junio de 2013

Las ruinas no llevan alfombra ¿o sí?


- Las pinturas son lindas- me dijo Paula, una simpática chilena con muchos años viviendo en Ginebra- pero el estado de las paredes y el techo de este local sí que hace llorar... está todo tan descuidado.

- Bueno- le dije- ¿has visto cuál es el nombre de esta galería?

- No- respondió- aún no.

- Ruina...

- Ah! verdad! Pues así, sí.

Se trataba de una galería en Ginebra con ese nombre, "Ruina", cuya atmósfera y personalidad hace honor a su nombre. A mí me encanta, porque me encanta todo lo que huele y luce antiguo, como el café de la abuelita Arcadia y las calles de Brujas, Annecy y muchos otros lugares de Europa.

Minutos más tarde, un hombre muy amable me haría un comentario parecido:

- Yo pondría una alfombra...

- Hmmm... ¿por qué tendría que llevar una alfombra si la galería se llama "Ruina"?

Permaneció pensativo uno segundos y luego comentó:

-  Es cierto! Viéndolo así, es decir, si el lugar se llama Ruina, no tendría sentido que todo luzca brillando y como nuevo. Ahora luce diferente.

- Pues, sí- respondi amablemente, esbozando una sonrisa.

Es sorprendente como un simple cambio en la forma cómo vemos el contexto, puede modificar nuestro observador, nuestra interpretación y el significado de todo lo que nos rodea. A mis dos interocutores, profesionales competentes y buenas personas, simplemente se les había escapado algo que parecía insigificante: el nombre de la galería que pueden verla aquí en esta foto:




Algo tan simple definía el contexto en que estábamos y no conocerlo ocasionaba juicios en uno u otro sentido, de aprobación o desaprobación, de halago o de condena. Y esto ocurre porque el contexto, que puede estar dado por el elemeto -ante tus ojos- más insignificante, contiene valores específicos que solo toman sentido en ese contexto y no otro. 

Esto mismo se repite en cualquier grupo humano, laboral o familiar, grande o pequeño. Y por eso, es saludable buscar comprender cuál es el contexto en que cada situación, relación grupo humano, pues cada palabra y cada emoción y cada postura tomará sentido solo en ese contexto y no otro. 

Y esa puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.

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