sábado, 7 de marzo de 2009

¿Sentimos con el estómago?

"Ustedes los peruanos hablan siempre de comida", me dijeron hace poco, lo cual no me sorprendió porque no es la primera vez que alguien lo hace y porque ¡es verdad! Siempre lo hacemos.

Algunos han sido incluso más enfáticos y se han atrevido a decir que los peruanos somos los únicos que hablamos de comida cuando estamos comiendo. Así, si estamos saboreando un fantástico ceviche de pescado con salsa de camarones, conversamos sobre el alucinante tacu tacu relleno con mariscos que comimos en nuestro último viaje al Perú. Y por último, vivimos buscando el último hueco, el último rincón, la última olla… somos insobornables en lo que al buen sabor se refiere. Somos unos sibaritas. Estamos enamorados de nuestra comida.

A muchos extranjeros, estadounidenses entre ellos, les cuesta entender esta "obsesión" peruana. Poco tiempo después de mi llegada a los Estados Unidos, una amiga americana cuya dieta fundamental era vegetales enlatados y pollo asado que compraba y congelaba por semanas, subrayaba siempre que "you are very special with your food".

Nunca encontré la manera de que comprendiera de corazón que no, que no estaba siendo especial, sino que simplemente en mi país consumíamos los alimentos frescos y cada comida (meal) no se limitaba al acto casi reflejo de introducirnos en la boca un bocado, masticarlo e ingerirlo, que no necesitábamos ir a un restaurante de lujo para probar algo delicioso y que eso se debe tal vez al hecho de que, como alguna vez me dijo graciosamente una amiga boliviana que había subido visiblemente de peso desde que llegó a vivir al Perú, "en este país, ¡hasta lo que cuesta un sol es rico! ¡Malditos peruanos! ¡¿Acaso ustedes me van a pagar la liposucción?!"

Así somos. De eso no hay duda, pero, ¿Qué significado tiene este rasgo para los peruanos como cultura?

Para Lin Yutang (1896-1976), escritor y filólogo chino, el disfrute de los alimentos irradia una felicidad que es hasta espiritual y que sólo las culturas que han entendido que la comida es una de las pocas alegrías sólidas de la vida, lo hacen. Lin Yutang menciona específicamente a los franceses que dicen "Oh la la, omm…" y a los chinos que sorben mientras se llevan a la boca una cucharada de gustosa sopa o arroz.

Yo quiero añadir a dos más que conozco por experiencia propia: los hindúes y los peruanos. Los primeros pueden devolver sin remordimientos a la cocina el plato de Rogan Josh que, a su juicio, no alcance los estándares mínimos de sabor y calidad y si nos invitan a sus casas, harán lo necesario para ofrecernos un banquete, mientras nos dicen que no es difícil cocinar el plato que nos gustó y nos llenarán los oídos instantáneamente con sus deliciosas recetas ¡esperando que nos las aprendamos en el acto!

Los peruanos, por nuestra parte, somos capaces de hablar de las delicias de un cabrito con frijoles a la vez que devoramos un lomito al jugo o un cevichito, así siempre con cariño, de mariscos y disfrutamos el sabor presente, el recuerdo y la promesa.

Enhorabuena. Las bondades de nuestra comida peruana no radican sólo en la cocina misma sino sobretodo en el amor que le ponemos al hacerla porque, como dijo el buen Lin Yutang, "la comida es una de las pocas alegrías sólidas de la vida" y nosotros, en cada bocado, le declaramos nuestro amor.

1 comentario:

  1. No hace mucho fui, por n vez, a tomar desayuno a un local bien conocido por el buenísisimo chicharrón que preparan.
    Era domingo, cerca de las 11 de la mañana, y en esa oportunidad compartía la mesa con un buen amigo.
    Estábamos muy contentos disfrutando el desayuno cuando oímos decir "Y qué quieren para almorzar".
    Inmediatamente cruzamos miradas y nos devolvimos risitas que bien dejaban entrever dos cosas:
    1. No podíamos creer que una familia, en pleno desayuno (por cierto, abundante y fuera de hora) ya estuviera tramando qué almorzar. 2. No pudimos evitar responder a la pregunta en nuestras cabezas.
    Si señores, el peruano come rico y come bien.

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