jueves, 7 de marzo de 2024

El retorno a la bicameralidad. ¿Quién gana y quien pierde?


Es posible que tenga una opinión optimista de la reciente reforma constitucional, pero elijo creer que las nuevas reglas de juego serán beneficiosas para el Perú. Me explico.

La izquierda peruana, marxista-leninista y neo-marxista y gramsciana, votó en contra de la bicameralidad y, por ende, a favor de la fórmula legislativa de su némesis, el fujimorismo que, en 1993, consagró el sistema de una sola cámara en la llamada por los primeros “la constitución de la dictadura”. 

Miren el siguiente cuadro:


¿Por qué? ¿Es una paradoja? No. Tiene una explicación.

En los últimos años, la cultura política y las reglas constitucionales han llevado al Perú a un estado de polarización, competencia disruptiva, caos e inestabilidad. De todo esto, el gran ganador ha sido la izquierda y el gran perdedor,  el Perú. Pero, si la reforma da los resultados buscados, la ecuación se invertirá.

¿Cómo así?

La política es el arte de lo posible, escribió Aristóteles y lo repitieron otros más (Maquiavelo, Bismarck, Churchill...), y es cierto. Hacer política en democracia es competir en época de campaña electoral y negociar cuando la campaña ha terminado y llega la hora de gobernar. Y lo que resulte de negociar no será el 100 % de los deseos y aspiraciones de los actores políticos, sino sólo aquello que sea posible.

La política deja de ser el arte de lo posible y se convierte en el arte del combate cuando en un país ocurre esto:

a) Polarización ideológica: En el Perú, el centro político casi ha desaparecido a favor de la extrema derecha y extrema izquierda quienes han inventado una etiqueta deslegitimadora disfrazada de categoría política: el caviar.

b) La deslegitimacion de la moderación, la negociación y las políticas públicas a través el recurso de "caviarizar" a cualquiera que ose actuar razonablemente. Llamar caviar al alguien es una etiqueta rápida para deslegitimar a quien no se polarice, a quien negocie y a quien tenga un acercamiento científico a la gestión gubernamental, una generalización que es usada por tirios y troyanos; un concepto tan maleable que gente de extrema izquierda y extrema derecha lo usan por igual, con significados ligeramente distintos, pero un propósito común: desprestigiar el centro.

c) Con las reglas actuales, cada nuevo gabinete ministerial se juega la vida apenas acabado de nacer: según el art. 130 de la Constitución, la presentación de un nuevo gabinete plantea automáticamente la cuestión de confianza, es decir, juego suma cero, o se da la confianza o no se da, no hay matices, no hay lugar para los moderados o “caviares”;

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c) La denegatoria de la cuestión de confianza es un arma arrojadiza de la Cámara Única contra el Ejecutivo: se favorece la competencia cuando el momento político requiere negociar, es decir, juego suma cero, se fomenta la agresión, el ataque;

d) La facultad del Ejecutivo de disolver la Cámara única cuando se le ha negado la confianza dos veces es un arma defensiva contra el Congreso: se favorece la competencia cuando el momento político requiere negociar, esto es, juego suma cero;

e) Si el Ejecutivo disuelve la Cámara única, cierra todo el Congreso, cierra el Poder legislativo: otra vez, juego suma cero.

e) Al cerrarse todo el Congreso, desaparecen los equilibrios y contrapesos constitucionales y se polariza aún más la coyuntura;

f) Si el Ejecutivo no celebra elecciones congresales dentro del plazo constitucional, se genera un vacío y el ambiente se polariza.

La reforma no puede eliminar la polarización ideológica ni la nefasta costumbre de caviarizar, pues éstas son parte de la cultura política.

Pero sí puede cambiar las reglas del juego que promueven competir cuando hay que negociar, polarizar en lugar de acercar posiciones, radicalizarse en lugar de matizar, desestabilizar cuando hay que calmar, ganar todos algo (juego de suma positiva) en lugar de que uno lo gane todo y el otro lo pierda todo, buscar lo posible en lugar de pretenderlo todo.

Con la reforma:

a) Cada nuevo gabinete ministerial no se jugará la vida apenas acabado de nacer;

b) Se reduce enormemente el número de situaciones que lleven al Ejecutivo a plantear una cuestión de confianza, de aquí en adelante se podrá usar para situaciones relevantes, políticas concretas y no se planteará para coyunturas pequeñas e irrelevantes;

c) Se reduce grandemente la cantidad de situaciones en las que sea necesario usar la denegatoria de la confianza como arma arrojadiza hacia el Ejecutivo;

d) La disolución de la Cámara de Diputados cuando se le ha negado la confianza dos veces no implica el cierre de todo Congreso, de todo el Poder legislativo, pues subsiste el Senado;

e) Al subsistir el Senado, no desaparecen los equilibrios y contrapesos constitucionales; y

f) Si el Ejecutivo celebra elecciones para la nueva Cámara de diputados dentro del plazo constitucional, no se genera un vacío, sino que la Cámara disuelta recobra todas sus facultades.

La gran perdedora es la izquierda

Porque para ella, “la lucha de clases”, concepto fundamental en el marxismo o materialismo histórico, que se manifiesta a través de la existencia de un "conflicto intrínseco a la sociedad" es su pilar fundamental, y es legítimo hacer todo lo necesario para profundizarlo. Y esto, sólo es posible, en una sociedad polarizada, inestable, donde el juego político es de suma cero, donde no haya espacio para negociar y se generen vacíos de poder que la izquierda buscará llenar con más conflicto. Más claro, el agua. 

Pero, esto no es novedad, Nuevo es lo que sigue

¿Por qué renunció el fujimorismo a la Cámara única?

Quién diría que el diseño político del fujimorismo, populismo de derecha, de los 90 sería defendido y sostenido por la izquierda. Y que el fujimorismo del 2024 renunciaría a él. 

¿Por qué el fujimorismo y la derecha renunciaron a la Cámara única? Porque ya no les es útil. 

La Constitución de 1993 concibió la Cámara única para que las decisiones del Congreso fueran más rápidas y eficientes. En un contexto de postcrisis hiperinflacionaria y combate a los remanentes del terrorismo, fue útil. Aunque también fue usada para intentar crear una dinastía política, en lo que útil y autoritaria.

Caído el gobierno del fujimorismo, éste fue capaz de competir con posibilidades desde el 2005 hasta el 2021 usando las tácticas populistas y polarizadoras que le permitían las reglas de juego. El Congreso elegido el 2016 fue el resultado de estas tácticas.

Pero, luego de la crisis del Covid 19, los peligros a que estuvo expuesto el Perú con el frustrado golpe de estado de Pedro Castillo, así como debilitados en la memoria colectiva los detalles del genocidio perpetrado por Sendero Luminoso y aminorado el desprestigio de la izquierda, la derecha se dió cuenta de algunas cosas:

  • Él populismo es el elemento en el que mejor se mueve la izquierda;
  • El populismo, para ser efectivo, requiere polarizar el juego político;
  • La derecha nunca podrá ser vencer a la izquierda en un ambiente político populista y polarizado;
  • Mantener las reglas actuales de juego es jugar con aquello que favorece a la izquierda;
  • La táctica de polarizar el juego político le ha sido contraproducente a la derecha;
  • La cuestión de confianza ha colaborado en agravar la polarización el juego político;
  • Un escenario cada vez más polarizado legitima una de las estrategias centrales de la izquierda: profundizar el conflicto social; y
  • La Cámara única y la polarización, hoy en día, sólo les son útiles a la izquierda.

A pesar de todo y de que la derecha ha tenido sus propias motivaciones, la reforma, creo, es una mala noticia para la izquierda y una muy buena para el Perú y las posiciones moderadas en la política peruana.

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