sábado, 27 de enero de 2024

Penúltimo segundo



Penúltimo segundo

 Cada vez que me apercibes

y conminas

a quererte y quererte y quererte y dejarte

y olvidarte y otra vez quererte,

me entran unas ganas

de pedirle a Dios

fervientemente

que al fin y al cabo

y dada cierta acreditada insolvencia,

liquide el mundo

y que todos los amores,

¡qué digo!, los romances

más generalmente,

las miradas entornadas,

queden allí

petrificadas,

para evitar así

aquel penúltimo segundo

que parece a veces ser

cada silencio tuyo.

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